domingo, 28 de diciembre de 2014

Tú eres inmune.

Existen personas que hacen que te cuestiones el amor, después de haberlas amado con toda tu alma.
Personas que te hacen descubrir que amor y odio no son antónimos, personas que no se van aunque ya nunca vuelvan; que están incluso cuando no han llegado a quedarse.

Hay personas que van más allá del amor, del reloj y del espacio.
Hay personas que permanecen sin aferrarse y sin pretenderlo.
Personas que ni aprietan ni ahogan ni son conscientes de que son ese tipo de personas; que pasan de puntillas por tu recuerdo sólo para bailar con el olvido sin llegar a fundirse con él.

No puedes luchar contra ellas porque no son el enemigo, pero hacen de su imagen un duelo temporal con uno mismo hasta caer en la cuenta de que son ellas y sólo ellas las que le dan sentido al agua cuando cala hasta los huesos.

Existen personas que nunca dejan de existir fuera del amor, fuera del aire, de la memoria.


Y yo no puedo echarte, sólo aprender a vivir sin ti y volver a enamorarme
sabiendo que tú eres inmune al tiempo y a la distancia.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Me he enamorado.

Sí, enamorado, aquello que no sabes hasta que no lo estás y me he perdido, perdido en mí misma de una forma tan... Inquietante. Ha entrado en mi mundo, aquel que cualquiera evita, encontró la llave y entró sin avisar y cambió gran parte del caos que había en mi interior y me hizo volver a empezar.

Volví a confiar.
Volví a darle una oportunidad a sentir.
Volví a tener una sonrisa en mi rostro.
Volví a ser aquella que pensé hace tiempo que nunca volvería a ser.

Siento.... Siento que es mi oportunidad de ser feliz y no, no pienso desaprovechar nada porque he pasado por cosas insufribles y ahora estoy aquí sin pasado, con presente y un futuro que, espero, aparezcas en él... Y, ¿sabes? Nunca estaré dispuesta a arruinarlo todo por nada.


No sé si te merezco o no, no sé dónde me llevará, solo sé que quiero hacerte tan feliz como  me haces sentir a mi... Solo deseo ser aquello que quieres tener a tu lado.

Quiero ser solo yo, para ti.
No necesito más.
Quiéreme.
Cuídame.
Confía en mí.
Sé sincero.
Espérame.
Siénteme.
Deséame.
Piénsame.
Sopórtame.

Porque yo, no me cansaré nunca de hacerlo contigo.

Te quiero y te puedo asegurar que más de lo que piensas, A.

Gracias por ser tú, solo tú.

lunes, 1 de diciembre de 2014

Desatarse para volar o desatarse para caer.

Fue como agarrarse a lo que roza pero no te llega a tocar.

Éramos demasiado compatibles, demasiado equilibrados, demasiado planos. Fue la duda del casi siempre sí, pero al final no.
Fue como respirar hondo y que a los pulmones les siguiera faltando el aire. Era como ahogarse en una duda, y recuperarse en un suspiro.


Nunca lo tuve.
Nuestro principio no fue como los demás. Intereses emocionales. No conocerse con ganas de conocerse. Conocerse sin intenciones. No mirarse con ojos de novedad sino de opción.

Nunca lo tuve.
Pero si le tuve cariño. Y añoranza, y ese amor que sabe crear la confianza. Pero también tuve dudas.

Si quieres podemos jugar a que yo ya no pienso en ti y tú ya no me lees. Y es mucho más divertido. Y mentira también.

Nunca te tuve.
Nunca se sabe si es desatarse para volar o desatarse para caer. Pero eso sólo te lo dice el corazón con el tiempo.
Lo siento si el mío ha tardado un poco en asumir nuestras diferencias, nuestros condicionantes, nuestra disparidad emocional.
No estamos hechos para tenernos. Somos compatiblemente imperfectos.


Por eso, nunca te tuve. Nunca lo tuve, y nunca vamos a tenernos.








miércoles, 26 de noviembre de 2014

Tus ojos..♥

Tú quizás no lo sepas, pero no fueron collares lo que me quitaste aquella noche; eran las cadenas que me ataban al pasado, y sin llave, tú. -y sin escudo entonces, yo.
Besándote, porque no había en ese momento otro modo de vivir. Porque tus labios, los que tanto imaginé como traición a los suyos, resultaron ser los únicos que los míos querrían besar. Disculpa mi fidelidad de antemano ante tus manos. Pero cómo saberlo antes. Pero cómo estar tan segura ahora.

Eres, -casi puedo escribirlo en alto-, algo así como volar, como volver a volar, pero esta vez volando de verdad. contigo, y con todas tus

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..e
...t
....r
....a
.....s

Los juegos de palabras se convierten ahora en simples juegos de niños.

Qué decirte a ti de las metáforas, si tú las creas con tan solo respirar. Hablarte a ti del fuego de tus ojos sería hablarle a las cenizas del incendio que las crea. Hablarte a ti de lágrimas sería hablarle de salado al mar.

Solo hay un problema en todo esto, en ti. En mi. Se trata de tus ojos. Creo que me he enamorado de ellos y no de ti. Ya sabes, por aquello de las constelaciones que alguien decidió poner ahí. Por aquello de su forma, de sus dimensiones, de su luz, de su todo.


Qué suerte tienes de tenerlos siempre contigo.
Y qué suerte la mía, que me dejas verlos tan de cerca.

martes, 25 de noviembre de 2014

Pesadilla (Recuerdo)

No te lo vas a creer, pero acabo de tener una pesadilla horrible...
Parecía eterna, de las que parecen verdad. De las que parecen recuerdos.

De repente desapareciste y todo se torno gris. Dijiste no se qué de la distancia, que necesitabas dosis de dolor para calmar tu sed de versos, que preferías tener razones por las que sentir. Antes que tenerme a mi y no poder hacerlo.
Yo te escuchaba sin poder decir palabra y me quedaba ahí, con el corazón latiendo en una mano y las ganas de no soltar las tuyas en la otra, pero sentía amarte tanto.. tanto.. que no podía ni siquiera negarte eso: que te marcharas. Debía ser Agosto, era verano, hacía muchísimo calor y yo no podía dejar de temblar. Escuchaba tus palabras sin ser consciente de que serían las últimas, palabras de adiós, de huida. Yo intentaba hacerte razonar, te decía algo de tu piel, algo de que quería tenerla toda mi vida junto a la mía. Te decía algo de tus ojos tristes, que qué haría yo sin ellos.

Pero tu decisión ya estaba tomada.

Y sabiéndolo, solo podía decirte que te cuidaras, que te cuidaras tanto como hubiese querido cuidarte yo. Que te esperaría eternamente, que pararía como fuese el tiempo y volveríamos a darle al play cuando tú quisieras volver a amarme. No te imaginas qué doloroso era todo. Yo tenía un puño en la garganta y el estómago en los dedos, no podía escribirte, ni hablarte sin sonar sin rasgarme el pecho. Te juro que la vida se me fue por las manos, todo parecía moverse tan a cámara lenta.

Luego colgaste, y yo no pude moverme durante lo que me parecieron siglos. Lloré tu primera ausencia como se lloran las últimas y una lágrima inundo mi habitación, y fue el mayor de los diluvios.
Pasaron los días, te escribía, te quería. Pero el drama que pedías necesitaba silencio y entonces mis palabras se volvieron espectáculo para otros, que aplaudían cada vez que por hablarte, tenía que volver a recitarte.

A veces ni siquiera amanecía en mi, otras en cambio me veía entre tus dedos y el sol brillaba como estrella única. Una sola frase tuya hacía de mi infierno un paraíso en donde esperarte en calma.
Todo parecía tan poético, tan patéticamente trágico. Estaba naciendo tanta poesía de nuestro dolor... qué estupidez, no crees? Pero la pesadilla no acababa ahí..

Seguían pasando los días, llegó el Otoño y con él el frío de mi sin ti. Entonces me repetía una y otra vez nuestra promesa, y te amaba, te amaba tanto que era incapaz de no cumplirla. Pero tu ya la habías destrozado en mil pedazos, habías desparramado mi corazón por otras sábanas y te habías camuflado en la vulgaridad del no sentir. Parecías otra persona, te miraba y no lograba verte.

Y de repente, un día, todo se había desvanecido. No sé exactamente cuándo, solo sé que estaba en otra ciudad y tú no estabas conmigo. Te escribí una carta, (....), qué idiota puedo llegar a ser enamorada. Te escribí una carta y fui al lugar donde te conocí: nuestro propio fin del mundo. Te esperé durante horas, no sé exactamente por qué o con qué esperanza, pero te esperaba.

Y tú jamás apareciste.


Así que la dejé ahí, pensando que te pasarías en cualquier momento y la verías, y.. yo que sé, volverías.
Aquella noche fue un desastre, te borré, te sangre y te volví a borrar por miedo a salpicarte con mis miedos, y era irónico, pues estabas ya demasiado lejos para darte cuenta de que seguías siendo parte de las líneas que te escribía. Y aquello se quedó sin título... fue algo así como un adiós, una despedida prematura, un final equivocado de lo que sería el principio de una vida sin ti.

Mi amor, qué pesadilla tan indescriptible.

Era como si estuviese vacía por dentro: me faltaban tus ojos para ver, me faltaban tus labios para hablar, tus pulmones para respirar.

Me faltabas tú para vivir.

Miraba al cielo y pedía que me contarán las estrellas. Así era más fácil. Que alguien más las contara y me dijera el número exacto porque desde donde yo estaba sólo podía verte a ti haciéndole sombra a cualquier constelación.
Me habías robado la ruta a todos los planetas a donde solía huir y me habías dejado sin oxígeno en una atmósfera completamente desconocida.

Ya no estabas tú despeinando mis mañanas, mi pelo largo entre tus manos.

No estabas tú para decirme que las ojeras son la huella que dejan los sueños en los que se besa mucho. 



Entonces desperté, y que suerte tengo ahora sin ti.




PD. Deja de escribirme comentarios por favor. 

Ésta es la última vez que te recuerdo el infierno por el que me hiciste pasar. 

En realidad no quieres mi corazón, solamente te gusta saber que puedes seguir siendo el único que puede romperlo. 

lunes, 24 de noviembre de 2014

De pronto llegas♥ Alejandro DL♥

De pronto llega alguien que quiere quedarse a sabiendas de que estás rota.
Llega alguien que no pretende repararte porque sabe que la vida y tú ya tienen un trato y no tiene nada que hacer.
Que no coarta el amor, que lo deja fluir y hace que lo dejes fluir salvaje porque no puede ser de otra manera. Que no busca las palabras exactas, pero las tiene. Que no ve el naufragio, sólo el mar.
Que cuando sonríe se convierte en la auténtica metáfora de la vida y no tiene ni idea.

De pronto llega alguien.
De pronto llegas.♥

Llegas y te coronas con todas las espinas que voy escupiendo, paseas por mi habitación y la conviertes en un laberinto de sueños, te instalas  en mi mente y la felicidad se congela un segundo antes de empezar a derretirse; edificas cada vacío, y ahora encuentro el mar hecho sonrisa al volver cada esquina.

Llegas y te plantas de frente para que no pueda mirar a otro lugar.
Y me doy cuenta de que nunca llega tarde algo que no se espera.
Llegas conectando tu herida con la mía.

Llegas y te conviertes en la primera persona capaz de hablar de paz sin mencionar la guerra.
Llegas y no prometes quedarte, pero te quedas.
Llegas y no prometo quedarme, pero me quedo.

De pronto llegas con tu ejército de silencios,
pero esta vez no vienen para luchar;
como un trébol de cuatro hojas en medio del desierto,
no salvas
pero das esperanza.

No te escribo porque..

Me regalas flores con espinas acompañadas de besos para curar las heridas, a ti no te escribo.
No te escribo por  encerrarme con más fuerza en tu recuerdo, porque pides que no me vaya, me pides que vuelva sabiendo que estoy rota , que soy el camino hacia el olvido; a ti nunca te había escrito.

No te escribía porque no supiste retirarte a tiempo.
A ti que vacías tu corazón para llenar el mío aun sabiendo que me lo puedo llevar lejos.
A ti que no entiendes de despedidas.

Alex eres el mejor hombre que he conocido y no te escribo,por una sencilla y estúpida razón:
Se te da demasiado bien hacerme feliz.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Te escribo, pero no a ti.

Te escribo, pero ya no te escribo a ti, sino a la persona que fuiste cuando fuimos dos; ésa me sigue provocando poesía, tú, con suerte, arcadas, mi amor.

Qué crueldad la mía hacia quien ahora eres, casi me repugnas en algunas fotografías, casi me ocasionas daños oculares cuando decido ver qué es ahora de ti y veo en lo que te has convertido. No te imaginas cuánto siento sentir esto, pero te siento como se sienten las cosas bonitas transformadas en deshechos. Eres mi deshecho, mi cosecha podrida tras una Primavera con demasiado frío.

A ti, a quien fuiste cuando te juré mi vida, te sigo esperando; por supuesto que sí. Jamás lo he dudado, jamás lo he dejado de hacer. Pero te espero como quien espera un tren perdido de sólo ida, como quien decide ponerle cara al viento, como quien duerme a todas horas por vivir de un sueño. Sé que tú -y lo sé, tristemente, con franqueza- ya no existes. Que quien fuiste, sea quien fuere, ya no es.

Imagínate mi daño al recordar que ésa persona, ya sabes, la anterior a ti, la que un día se reflejaba en mis ojos, sigue teniendo la autoría de mi corazón, y todos sus órganos vecinos.

Tú, en cambio, parece que has perdido el tuyo. Y supongo que para llegar a tal extremo, también has debido perder el mío. En qué cama te lo dejarías. Cuántas sábanas saben ya del olor de tu pelo cuando tantas noches soñé con que solo quisieras que lo conocieran las mías.

Podríamos haber envejecido inmensamente felices, maldita sea. Tú y yo y un eterno invierno, te lo hubiese regalado por Navidad; cada día, cada mes, cada estación del año, de trenes, de autobuses; todo cuanto tengo o hubiese podido llegar a tener. Todo. Toda yo. Sin excepciones y sin peros.

Pero claro que no.

Así que hazme un favor, pues habitas el mismo cuerpo que habitaba la persona a la que amé un día: si es que vuelve a aparecer, dale el pésame de mi parte.

A ti, a quien ahora eres, sólo me imagino dándote información sobre las ETS.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Adiós.

Le dije adiós tantas veces que llegó a ser una forma de no irme nunca.

Cada vez que decía adiós me retumbaba la calma en los costados.
Porque no era adiós, era estoy aquí, era ven a buscarme que sólo tú me encuentras.

Decirle adiós era comerle la boca a la esperanza.
Era esperarle y perderle al mismo tiempo.

Adiós. Adiós.
Perdí la cuenta; dije adiós más veces de las que merecía, de las que podía soportar.
Decirle adiós fue atarme a su recuerdo en la cárcel del olvido. Y a la vez atarme al olvido en una cárcel de recuerdos.

Le dije adiós de tantas maneras. Le dije adiós con tantos restos de 'ven ya' en la boca, que sólo se cumplió cuando no lo pronuncié.

Acabé descubriendo que para que pudiera ser una despedida, no tenía que dirigirme a su corazón sino al mío.

Adiós a mi,
adiós a mi contigo.
Adiós.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Podría escribir.

Podría escribir de las heridas, del amor a amarte, de las despedidas, del sabor de tu corazón en mi boca, de lo que se tarda en olvidar cuando no se olvida, de la primavera y su polen, del invierno y su infiel frío, del calor y su infiel verano, de ser, estar, parecer y resultar no ser, ni estar, ni parecer; podría escribir de mí, hacer otro escrito donde echarme a dormir y que veas en qué o con quién sueño,donde volver a destriparme y que sepas lo que fui, lo que sentí, donde descubra que quitarle las alas a las moscas es cosa de adultos, y las mariposas se van por el caño. Podría escribir eso de que la vida no es fácil, jugar con las palabras, jugar con el olvido para recordar cuánto he querido, cuánto haz querido; sobre cuánto me duelo, sobre piedras del camino, sobre besarlas, apilarlas, tirarlas y esconder la mano para volver a recogerlas, besarlas, besarnos. Besos, puedo escribir sobre besos, sobre sexo, magia, hormonas sábanas vacías, lados de la cama, desayunos fríos, la vida en el roce, en las rozaduras de las rodillas, moder, acariciar. Desamor, amor. Más recuerdos, noches, más y más recuerdos, más y más noches; soñar, sueños, pesadillas, unir palabras porque sí.
Te vas,
vuelve,
vete,
fue bonito mientras inspiró,
mientras suspiró,
mientras expiró.
Sobre lo que sabemos del amor
otra vez,
y otra,
poetas, poesía, 
paso.

..

Prometí no volver a reconocerme en palabras,
y lo último que he acabado comprendiendo
es que las únicas promesas que rompo
son las que hago conmigo misma;
lo penúltimo,
que la verdadera felicidad es la que se siente por otros
pero nace en el propio estómago;
lo antepenúltimo,
que sé que no podría ser taxista porque todos los caminos
acabarían en tu casa: y todo sin hablar de Roma
y mucho menos del amor.

lunes, 3 de noviembre de 2014

El fin del mundo♥

He invertido el tiempo en ti y he ganado, y todo en una ciudad que decía ser la misma y mentía;
yo la desnudé a través de tus ojos y descubrí colores nuevos escondidos entre su río al atardecer y el humo que exhalaba tu boca.

Me miras como nadie antes. No sé si es mejor o peor, distinto sin duda.
No clavas la mirada, la dejas caer como sin prisa, como quien se confunde de estación sólo por dar un paseoy pierde el autobus porque ya está en casa.

Que no es miedo, es falta de costumbre.Y es precisamente la falta de costumbre lo que me salva.
Que siempre que pido un deseo pienso en la forma de imaginarte y que no tengas que irte por miedo a acabar cumpliéndote.

Que tienes esta y mil ciudades en las pupilas,y si alguna vez no te miro a los ojos es por miedo a desorientarme y que acabes recordándome el camino a casa, cuando casa no era el hueco que hay en tu pecho.

Hoy la luz es distinta porque no prometes la luna,ya tienes el sol entre las manos y no me abandona por las noches,tienes ganas de ser feliz y de hacerme la felicidad sin complicaciones.

Las metáforas son sólo una forma de perder el tiempo jugando a decirte que no quiero que te quedes, pero pensando en lo guapo que te pones cuando me llevas la contraria.

El fin del mundo empieza justo en el quicio de la puerta cuando tú la cierras y vuelves a tocar el timbre sólo para darme un beso.
Sólo para que sonría.


Empieza el fin de un mundo que no merece la pena, claro.

Tú, yo, nosotros. Esto no va de amor.

Te cambio tres excusas por tres motivos si miras hacia delante un segundo.
Te cambio tres pasos hacia delante por tres hacia atrás si prometes que vas a seguir mirando al frente.
A menudo se nos olvida que el vértigo no se siente sólo cuando miras hacia abajo, que también se siente cuando vuelves la vista hacia atrás, hacia ese pasado que tanto pesa; yo siempre fui de perder el equilibrio hasta que encontré en tus ojos dos razones por las que no caer.
Que tú no estás para luchar por nada ni nadie, y yo ya fui de farol demasiadas jugadas con tal de no perder una partida al amor.
Para querernos seguramente tengamos que destrozarnos antes, y es un precio demasiado alto para esta cobardía. Pero esta noche prefiero ser valiente, o al menos honesta, y reconocer que todo lo que te echo de menos es culpa mía.


Y la vida pasa pero...
pero disculpa,
me estás tapando el sol.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Pero él.

El amor es ése pájaro que crees tener en mano mientras ciento-uno volando te miran y nunca acaban de irse.
Emigran en cada locura; no abarcan la tristeza que habita en las manos de un poeta que no besa cada verso como cada herida hecha poema que no cicatriza si no evoca una caricia.


Pero él.
Él puede serlo todo sin llegar nunca a no poder no ser nada.


Es la mirada perdida de la luna, y el deseo de media noche. La sonrisa de la muerte y la belleza oculta de la vida. El punto, la página y el libro. El momento y los cinco minutos más.
El abrazo de un 'quédate'  y el de 'vuelve'.
La ventana abierta cuando se cierra cada puerta; el alimento del suicida y sus ganas de ser.


Qué entenderá el mar de naufragio, si yo me he perdido en su mirada y ni siquiera es azul;
si no conozco más trayecto  que no sea la carretera de su cuerpo con mis manos de turismo cultural.
Si mi cuello ya no quiere conocer más lenguas y no hablo de analfabetismo, hablo de lo que llevaba media vida sin buscar, y que llegando, le ha dado verso a mil amaneceres  mientras le damos la espalda para mirarnos  y poder  seguir  respirando.

Él es poesía, poeta, verso, tinta, musa. Inspiración, noche, música. Valor, sentido, libertad, maldita dulzura.
Suerte. Vida.

No pretendan que me crea que es real y que me mira a mi como nunca antes me había mirado nadie;
porque puedo empezar a despertar y no querer ser si no es colgando desde sus enredos.

Y que sigo aquí, buscándole coherencia a esto para decirte que, de alguna manera, desde que estás tú, cualquier poema tiene acento de sal.

jueves, 23 de octubre de 2014

¿Sabes por qué nunca me enamoraría de ti?

Supongo que tienes razón con eso que dices de mi mirada vacía, que cuando sonrío, siempre escondo una lágrima en la comisura. Supongo que cuando me llamas por mi nombre sólo esperas que me gire, y por eso casi nunca lo haces, porque tienes miedo a que te deje de mirar. Supongo que sabes que cuando miro al vacío -como dices- yo siempre miro al infinito -como digo- contigo, por eso supongo que tienes razón, porque cuando me abrazas, me agarras las manos, te las llevas a la cara y cierras los ojos mientras te olvidas en mis palmas, pienso que la vida ha de ser eso que haces por las mañanas, cuando bostezas, y quiero ser un león para quedarme entre tus dientes, y entonces ahí, sigues teniendo razón, y supongo que es eso todo lo que a mí me sobra.


Me parecería injusto que algo tan miserable como el amor me quite el lujo de poder vivirte un viernes por la noche de fiesta, un domingo de resaca o un lunes de mierda. Por eso nunca me enamoraría de ti, porque prefiero ser ésa que te busca para olvidarnos de todo como si tuviéramos quince años y lo sueños recién incumplidos, a ser aquella que practica la tristeza del acto de hacer promesas, bañarte en clichés y jurarte un amor eternamente efímero. Nunca me enamoraría de ti porque detesto el compromiso, odio las explicaciones y creo que lo guapo que estás cuando despiertas sin haberte visto nunca bostezar, te lo debe decir alguien que sin razón y con la venda en la mano, te haga sentir culpable de haberse diagnosticado amor como enfermedad. Sinceramente, no quiero verte enfermar por mi culpa, quiero abrigarte de la pandemia que sufre el universo.


Nunca me enamoraría de ti, nunca lo haría porque prefiero ser el mundo donde te cobijas al país de donde huyes. Prefiero ser cómplice a asesino. Mano que aprieta a mano que ahoga. Prefiero mirarte de cerca cuando lloras: los ojos tristes de un chico son las ventanas que encierran el invierno y quiero ser yo la que mire cuando prohibes el paso al resto.

Nunca caería en el descuido porque si puedo tomar la decisión de no hacerlo, sé que sería un completo error amarnos sólo por un tiempo. De verdad, no lo haría nunca porque entre amarte un rato o quererte siempre sería un disparate vivirte a veces, porque pienso que realmente has nacido para comerte el mundo y quiero ser yo a quien le cuentes que hoy el mundo no se ha dejado morder.

Sé que me vas a perdonar que no me enamore de ti porque tú ni siquiera sabes que existo, pero sólo quiero darte el placer de que respondas con un apoteósico: "lo sé".

A ti te quiero para toda la vida,
por eso nunca me enamoraría de ti.

-Lo sé.

Ya he vuelto a mí, vuelvo a tener veintidós.









Cuando tú vas, yo vuelvo a por ti.

lunes, 13 de octubre de 2014

Estoy perdida, sin encontrar(te)

Tengo una apatía instalada en el pecho, un precipicio repleto de mariposas suicidas, en términos naturales, en términos de tu sonrisa, un vacío. El día me planifica las horas, lleno mi tiempo de responsabilidades, de proyectos, de trabajos, de rutina, pero en ningún renglón está escrito el escucharme. No me oigo desde hace cientos de verbos, y me siento a hablarme. Pero no me llego. Estoy demasiado lejos de todo aquello en lo que creo.

Vivir por inercia no es vivir, es vivir por el simple hecho de estar vivos. No quiero esa vida. A veces recuerdo a Pizarnik, otras me acuerdo de ti.

Pienso en leer, agarro libros y no hay ni un solo título que se lleve a mis ojos de paseo por cualquier historia, cualquier escenario de amor o desamor, una frase que hable de mi ciudad favorita, que exprese el tiempo que hace o de hace cuanto tiempo que no me contemplo en un espejo. (A veces creo que dejarse llevar es tan simple como permitir que te tomen de la mano, asumiendo la pérdida, el descuelgue del corazón, hablando en yemas, cuando decide acariciar otra boca que no es la tuya.)


Perdona, siento si me pierdo, pero es que no me encuentro.

Toco paginas, hojeo capítulos y lo vuelvo a colocar en el sitio donde mejor pude estar, sin mi. Tengo tiempo para mi yo de mañana, pero ahora no puedo hablarme, es más importante aquello que no existe: el futuro. Mis manos rellenan papeles de formulas, de conceptos que algún día tendré que recordar para llamar la atención de alguien que reclama unas capacidades que hoy alimento a base de lo de siempre, tiempo, y constancia, pero nadie va a venir hoy a hablarme sobre las calles, o el frío, o algo tan insignificante como la vida.


Nadie tiene tiempo para preguntarse hoy porque mañana tiene algo muy importante que hacer.

sábado, 11 de octubre de 2014

A medias.

Déjame quererte a medias, odiarte un poco. Que a mí me encanta tu sonrisa pero no me vuelve loca. Y oye, así es perfecto. Tú y yo no necesitamos coartada. Bien sabes que mi corazón pierde sangre con cada latido y bien sabes que no es por ti. También yo sé en quién piensan tus labios, o al menos sé que no es en mí. Y qué más podemos pedir si somos cicatrices sin puntos de sutura.
Qué suerte dar contigo, qué bien saben mis heridas en tu lengua. Tu saliva me anestesia. Dime, ¿cómo se llama ella? ¿cómo te dejó escapar? No, espera. Mejor no me lo digas. Bésame primero y luego, te lo vuelvo a preguntar.
Mientras, seamos la mitad de un cuarto de nuestras vidas, seamos un poquito de lo tanto que nos queda. Finjamos un par de minutos al día que nos queremos a medias, o al menos, que no queremos a otros labios. Solos tú y yo, ¿te imaginas?
Cuánto amor sin utilizar, qué pena, qué lástima. Cuántos besos y caricias y piel sin probar. Yo te cedo mis lunares, tú procura no perderlos. Cédeme tú a mi tus ojos, o al menos esa forma que tienen de mirarme a veces, cuando el pelo se me alborota y te recuerdo a ella. Es muy dulce y trágico y casi ácido todo esto, pero no sabes lo adictivo que también resulta. Qué mezcla de sabores, qué éxtasis gustativo.
Si te fijas, somos la historia de amor perfecta. Pero sin amor. A mí me vuelven loca tus manías y a ti te pierde ese punto triste que dices que tienen mis ojos. 

Anoche le estuve dando vueltas, ya sabes, a esto que parece que somos sin serlo. Es curioso, inquietante incluso. No todo mundo sería capaz de comprenderlo, qué pensarían si lo supieran. Dirían que nos conformamos mutuamente, que somos pura simbiosis, que alguno puede salir herido, que no es sano. Dirían que somos las migajas de dos historias, como esas películas que se cortan a mitad y luego te toca a ti imaginarte el resto.

No tienen ni idea, pobres. Tampoco les culpo, no es fácil de explicar. Tú y yo somos en realidad pura poesía, puro drama me atrevería a decir. Somos parte de un naufragio, tú me salvas a mí y yo a ti. Nos damos bocanadas de aire. Somos todo lo que podríamos ser, nos damos sin pedir a cambio todo cuanto podemos darnos. Yo te regalo el silencio justo para pensar en ella y tú me das a mí mis ratos para soñar también. Pero solo ratos, el tiempo justo.

Luego tú me preguntas en qué estaba pensando y yo te miro y te digo que deberías haber dicho “en quién”. Tú te acercas y me regalas tu sonrisa más tierna y me miras como se mira a una niña que se acaba de caer y no quiere llorar delante de los otros niños. Me das un beso y me acaricias la cara y me preguntas si ya se me ha pasado. Yo te digo que si pero que necesito otro. Tú me lo das y yo te sigo pidiendo más. En realidad sabes que por muchos que me des nunca se me pasa del todo, pero me pides que te mienta y yo te engaño sin pensarlo.


Luego eres tú quien se ausenta  yo te escribo el camino de vuelta hasta mi ojos. Y tú lo encuentras, aunque a veces tardes en mirarme a mí sin pensar en ella. Pero siempre acabas mirándome. Siempre acabamos encontrándonos.


Nos curamos, nos desinfectamos de esta vida perra. Nos besamos en la frente cuando algo va mal, y en el resto del cuerpo cuando todo va mejor. Y qué labios. Qué ojos. Qué forma de mover la lengua. Qué manera de cicatrizar más dulce. Sin mentiras, con las cartas en la mesa.

Porque la mitad de dos besos acaba formando un beso entero y yo sé que nos medio besamos, nos medio sentimos, a veces nos medio queremos y a veces, incluso,



...un poco más.

lunes, 6 de octubre de 2014

Corazón o coraza

Cierro los ojos y pienso que poca gente se fija en alguien que nunca sabe si quiere quedarse o irse.
Las agujas del reloj no paran mi recorrido hacia ninguna parte, mientras siento que por dentro cada vez me queda menos tiempo para recuperarme a mi misma.

No sé en qué momento comencé a perderme, ni dónde habré ido a parar eso que era y que cada vez me cuesta más recordar.
Supongo que hay heridas que no sólo dejan cicatrices.

Y cuando empiezo a creer que ‘quizá, esta vez sí’,
la vida comienza a huir en sentido inverso,


y vuelve a ser coraza
lo que antes
era corazón.

"Invencible"

¿Te has parado a pensar alguna vez lo extraño que resulta compartir cosas con alguien que hasta hace un mes ni siquiera conocías? Siempre me ha sorprendido la capacidad del tiempo-espacio de hacer coincidir a gente que a lo mejor nunca se hubiera encontrado. Un gran desperdicio. Es como esas veces que vas por la calle y alguien te sonríe, y tú te quedas con cara de tonta preguntándote si será a ti, si de verdad habrá visto algo en tu forma de caminar o de mirar que le haya llevado a sonreírte. Especialmente a ti. ¿Por qué? Nunca lo he comprendido. O como lo del camión; ¿nunca te ha pasado lo de ir en el camión e imaginarte una historia con la persona que tienes delante? Qué absurda pérdida de tiempo, pero qué bonito es imaginar cosas que nunca duelen.

Mírame, otra vez lo he vuelto a hacer. Otra vez estoy dando un rodeo a lo que quiero decir porque es tan difícil explicarlo que me atrapa el miedo antes de que pueda abrir la boca. Con el tiempo he aprendido a no saber hablar de mí y de lo que quiero o pienso, supongo que es una forma de protegerme aunque no sepa de qué. Lo de aprender a veces es una mierda, ¿no te parece?

“Para que te conozca tienes que dejarte conocer, Miranda”. Claro, como si no lo supiera. Como si no me hubieran repetido nunca esa frase en los últimos años. Como si no se la dijera todos los días al espejo, en silencio, mientras cierro los ojos para no verme por dentro.

¿Sabes? No es fácil dejar de temblar cuando tienes tanto miedo que incluso lo confundes con el frío, o con el pánico de darte la mano y que me la sueltes.
Tú pidiéndome que no tenga miedo y yo cayendo en su espiral una y otra vez, tanto que hay días que no me deja ni respirar.

Y yo creyéndome invencible.

Hasta que
llegaste
tú.

sábado, 4 de octubre de 2014

Di nunca

Recuerdo la última vez que volví a mirar a la primera vez.
Era nuestra quinta despedida definitiva. Yo no dejaba de contar los días que hacía que no le veía hasta que le volvía a ver, entonces volvía a empezar. Nunca me salían las cuentas, nunca salía de mi cabeza.


Fueron dos años y medio de destrucción masiva, él era una mina antipersonas y yo vaciaba el plomo de mis pies en su cuerpo.


Nos queríamos a matar.




Quinientas sesenta y siete noches después me dejó entre dos paredes mentales. Una hacia el vacío y otra hacia la soledad de sus ojos.

Era capaz de perder la noción del tiempo en ese parque de atracciones, era viable la vida a su lado hasta que sacamos nuestras armas y enterró su hacha de guerra en mi espalda.

Me mató.


Ni siquiera sabía por qué, pero así lo hizo. Consiguió abrirme en canal, engancharme, logró mi dependencia emocional, le denuncié por allanamiento hacia una enamorada, firmé la orden de alejamiento pero con una condición, que no se fuera nunca.

Y así fue.
Así se fue.


Aún recuerdo el libro que quería escribir sobre él en una playa, empecé por el final y nunca terminé de empezarlo.


Aún me acuerdo de él, por supuesto, pero jamás volvería a su lado.




Jamás volvería a vivir su pérdida.

Recordar es olvidar por voluntad.

Tengo miedo de olvidarte.  Creo que no sabría qué hacer  sin alguien a quien recordar siempre,  por eso te llevo conmigo aunque no sientas que te mueves.


Qué mal se me da echar de menos por echar de más.

A veces creo que quiero encontrarme contigo sólo para olvidarme de ti,  pero qué haría yo sin recordarte, qué haría tu recuerdo sin mí.
No. No hace falta que sigas diciendo nada. De verdad.
Ya no distingo la mentira de la realidad.  He de decirte que en silencio no es como mejor me callas,
pero me vas a perdonar, porque voy a escribirte siempre.

Voy a reinventarte, voy a abrirte y a meterme dentro de tu caja torácica para que cada vez que quieran hacerte sonar, me toques.

Voy a pintar las paredes de tu estómago  con tiburones blancos merodeando  por mi tristeza y voy a sentarme en tu corazón mientras juego con la sal a no salir nunca de tus pulmones para que cada vez que inspires se te llene el pecho con mi nombre.


Voy a contemplar cómo cicatrizan las heridas, voy a quedarme dentro porque fuera no he encontrado otra manera de llegar a-marte.


Voy a evitar ahogarme en cada  subida de maneras porque acabo de recordar que siempre me esperabas abajo. 

Voy a perderme porque en el fondo quiero encontrarte.



Ojalá encontrarme antes  de que vuelvas y me pierda.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Esto de pensarte es realmente agotador.

Como la luz de un barco que va a la deriva, me sumergiste dentro de un mar repleto de recuerdos. Anclé mis sueños para poder volar, y tan pronto como mis pies despegaban del suelo, me cortabas, tú, las alas.

Dejaré de lanzar mensajes en botellas, cuando se agote la tinta de este corazón sin rumbo. Yo sola no puedo parar, deja tú de hacer que escriba. Es lo único que me ata a ti. Mi castigo y mi condena, que me mata cada día que no pasa sin que estés.

Interprétame. Yo prometo no mentir. Lánzame un pasado capaz de alcanzar este presente amargo. Encuentra mi rincón en la nada, descubre mis secretos, todos. Eres el único que tiene esa llave, yo la única al que dejaría pasar.

¿Puedes decirme ya, dónde estas?

Llevo tanto tiempo avivando esta llama que dice de no arder. Eres mis fantasmas y mis miedos, el que me asusta cada anochecer, el que consigue que no duerma esperando una señal. Eres lo que veo al cerrar los ojos.

¿Podrías seguir ahí cuando tenga que abrirlos?

Estoy tan cansada de llevar esta venda. Apenas consigo escuchar mis latidos, y la tinta de mi intimidad dejó hace semanas de sentir, explícame qué me esta pasando. Esto empieza a ser demasiado abstracto, demasiado tú. Necesito que aparezcas, y por una vez que sea verdad.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Seamos inmortales el uno en el otro.

¿Cuántos colores crees que existen? Me pregunto hasta qué punto has debido malcriar a tus ojos para que en ellos se reunan todos y cada uno de los matices que existen en el Universo. ¿Y tu piel? No conozco nada más aterrador que tu piel: tocarla es como caer en el abismo, pero con alas. Podría escribir cientos de poemas sobre tu piel (y ni te imaginas cuántos estando bajo ella)

Una vez me hablaron sobre el cielo, que en él se escondían millones de historias, y yo me pregunto si no será que se equivocaron y en donde se esconden es entre tus dedos; tan infinitamente ojalá míos.

(de qué manera me hacías perder la vida entre tus dedos)

Quizás por eso de que tú conmigo nunca fuimos tú y yo sino Poesía, versos sueltos sin orden ni rima haciendo el amor en una habitación que nos llovía. Dicen que escribir es de momento, la única forma humana de vencer la muerte.

Por eso escribí tu nombre en mi nuca y el mío en la tuya: sólo así podría yo verme inmortal en ti,

y tú vivir eternamente si te acunas en mi espalda.

Dejar de escribir?

No hace mucho me planteé dejar de escribir. Anular cualquier verso que en mi cabeza se atreva a vivir.
Dejar de lado los intentos fallidos de describir el tacto de tu piel que no he sentido.

Pero después de tantos golpes luego vuelvo a pensar que sería de mi sin estas letras que encajar
y así formar un lenguaje carnal capaz de asimilar lo que me duelen las retinas al no verte.

Y es que estoy harta de tener que coser hasta la madrugada los pedacitos de mi alma
que está harta de estar hecha trizas pero viva y de que sirve me pregunto los estúpidos retrovisores
cuando mirar atrás no te hace ver más que a tu otra mitad a la cual no podrás tener jamás.

jueves, 4 de septiembre de 2014

"Tan solo quiero quererte", por qué todos se empeñan en decir esta frase como si fuera lo más lógico del mundo, es horrible, cuánta presión, no es tan fácil.

Ustedes las personas que tienen esa facilidad tan incómoda de amar no entienden el sacrificio, no entienden que la capacidad de amar aunque inherente no está igual de desarrollada en todos. No se les ha ocurrido pensar que quizás solo queramos estar solos, con un brazo sobre los hombros pero solos. Quizás nuestras prioridades, las de aquellos que no podemos entregar nada porque estamos secos, sean diferentes a las que nos inculcó Walt Disney, un genio de los sentimientos, un genio del consumismo, una víctima de sus accionistas.

Piden perdón, constantemente utilizan el drama, la ironía patética de un sentimentalista de tercera "perdóname por quererte, por querer pasar mi tiempo junto a ti", ¿de qué los tenemos que perdonar exactamente? ¿el que sean lo que muchos desean? ¿que tengan la sangre azul y una corona enredada en su perfecta melena? Nosotros somos daltónicos para el azul.

Les daríamos las claves para amarnos correctamente si las tuviéramos pero si eso fuera posible la existencia de Dios sería imposible y nosotros no tenemos ningún interés en derribar los pilares de la sociedad, solo queremos vivir al margen de ellos.

No, nosotros nunca los amaremos, nos emborracharemos con prepotencia, nos ahogaremos en nuestra ironía, caeremos del precipicio que se eleva desde nuestra autosuficiencia obligada, pero nunca, nunca los haremos felices, a ustedes a los que aman por encima de todo, a los que son mejores, a los que acabaran siendo felices o infelices, pero al menos sentirán algo.


Nosotros, las piedras inmutables, que en ocasiones se ven humedecidas por la lluvia, que no es más que la triste y momentánea conciencia de nuestra propia situación, les deseamos suerte y les damos las gracias por al menos aunque solo sea por un instante hacernos levantar la vista y ver más allá de la entrada de nuestra oscura caverna.


lunes, 4 de agosto de 2014

El problema es que sus palabras, o eran abrazos o eran puñaladas.

Sigues siendo mi mejor sueño aun cuando te cuelas en mis pesadillas.
Sigues siendo el mejor despertador que supo despertarme la vida.
Sigues siendo, sigues siendo, sigues siendo tú mi huida.

Eres mi pasado en forma de presente, eres la conjugación de mi futuro perfecto,
eres la lluvia de la capital que cae en todas las ciudades,
eres la almohada que guarda mis secretos,
la pulsera que encadena mis latidos,
el adiós con ojalá que nunca fue, 
el silencio del 'quédate' que no dijiste,
la huida hacia tu abrazo en donde acuno mis miedos.

Eres todo lo que fuiste un día pero sin ti.

Motivo por el que mi corazón trabaja el doble,
motivo por el que te siento a jornada completa
sin festivos, ni vacaciones,
con salario de 1.200 recuerdos al mes

y ojalá pudiera decir que con la crisis,
también se han recortado estas ganas de tenerte.

domingo, 13 de julio de 2014

Ni porno ni romántico, lo de mi cabeza es bélico.

Tengo el corazón tan grande
que puedo querer a muchos sin querer a ninguno.


"Él tenía un amor en cada puerto,
lo que no sabía era que ella tenía uno en cada barco".


Debería decidirme,
o chica triste que sufre porque no la quieren,
o chica libre que juega a que la quieran un rato.
Rompecorazones o corazón roto.
Golfa o romántica.
Ser la princesa modelo que todos querrían presentarle a sus padres,
o la zorra sin escrúpulos con la que todos sueñan acostarse al menos una vez.
Pero prefiero ser yo.
Etiquetar a es etiquetarse.
Entre esa zorra y esa princesa hay un sinfín de chicas soñando que las conozcan.


Estoy cansada de esa gente que cree que por no haber tenido nada "de verdad",
es porque no tienes corazón,
(quizás es porque me sobra).
Como si se midiera el amor por el compromiso o la estabilidad.


A las historias que marcan no hace falta ponerle nombre.

Dije tantas veces "vete",
por no decir "te quiero".


A pesar de ser así, siempre preferí ciento volando que pájaro en mano.


Sabe más el diablo por haber tenido historias de mierda, que por viejo.
Quizás merece la pena morir tantas veces, con tal de que te curen una.
No sé.


-¿Por qué no me dejas quererte?
Prefería besarme contigo en lugar de salir corriendo.
Teníamos que haber perdido el sentido y no la guerra.
Pero no.


Ahora dame una tregua, voy a hacer todo lo que esté en mi mano para dejar de estar en las tuyas.
Hoy me he levantado sonriendo ante una canción triste y es domingo, y tengo ganas de bailar lo que no está escrito. No quiero que seas tú mi escenario, ya no y creo que estoy volviendo a respirar sin esperar dejar de hacerlo.

Pero tú nunca lo entenderías...

Que los monstruos de debajo de mi cama han vuelto a salir y me abrazan, debo estar volviendo a ser hogar para ellos y no la sombra de la sombra de lo que un día fui y en lo que me estaba convirtiendo sin llegar nunca a ser.

El amor no estaba en ti, estaba en el aire y yo por aquel entonces tenia la absurda manía de dejar que al menos eso me calase hondo, pero entraste tú de golpe, y no me dio tiempo a reaccionar; como si fueras una canción en aleatorio que dejas que te rompa.

No sé dónde quedó todo aquello.
(O sí)

No fuimos lo correcto; y ese fue el castillo de naipes que derrumbaste en el momento que dejaste caer tanta realidad en tanta fantasía, como una utopía hecha pedazos.

Esta mañana lo he entendido todo, la lluvia es esa mujer que ve llegar al verano cuando está a la vuelta de la esquina y le da aspecto de inalcanzable, como la mirada perdida de la niña de las mil noches que sonríe todo lo que no puede llorar hasta que se apagan los focos.

Equilibrista sin tejado, verso con tiempo.
Herida cicatrizada;
Recuerdo: tú.

viernes, 11 de julio de 2014

¿Para qué?

Podría decirte que te echo de menos, pero saber que no contestarás sería algo así  como echar de más sal a mi propia herida.

Podría decirte que eres mi metáfora, mi anáfora, mi hipérbaton, mi construcción poética preferida, pero nada de eso rima con tu nombre y entonces para qué, si tampoco me atrevo ni me dejas escribirlo.

Podría repetirme una y otra vez
que querer es poder,
que querer es poder,
que querer es poder,
pero sería imposible convencerme de ello
pues desde que te quiero
no puedo
(de veras que no puedo)
dejar de quererte,
y entonces
'¿para qué, para qué?

para qué escribirte que te echo de menos
o escribirte que te quiero.

lunes, 7 de julio de 2014

Siempre he querido he necesitado huir.

No sé si eres mi historia de amor imposible, o mi imposible historia de amor.
Yo ya escribía de ti antes de encontrarte.
Llegaste el año del ultimo día que besé a mi último fracaso y estuviste cerca de aniquilarme la melancolía. 
Al final lo único que conseguiste fue ser un asesino de los recuerdos de otros.

"¿Lo sientes?¿Lo notas? ¿Lo presientes? Está en el ambiente, es algo incorporeo pero real, una sensación de una situación casi palpable. Es esa conexión que nos une, algo irrompible que recorre más de 500 km en un segundo, ese mismo segundo que nos hace sentir, sonreír y anhelar no poder sentir la esencia que nos destina a unirnos.
Alza la cabeza y mira el cielo, las estrellas se suceden un día y una noche que nos recuerda que estamos más cerca de conocernos, de enamorarnos y poder sentir nuestras manos entrelazadas por mucho tiempo, todo el que nos sea concedido, por este destino caprichoso y poderoso, en el cuál nuestros corazones dependen de él. de su sentencia, de una respuesta que les dé la oportunidad de conocerse.
Intento no pensar en ello para no soñar despierta para que la gravedad de este planeta no me devuelva a una realidad mal pintada e injusta. Algún día nuestros sueños se cumplirán, porque vivir sin sueños no es vivir, siempre en busca de más, cumpliendo y deseando, deseando y cumpliendo, siempre con sed de más, un poco más para poder buscarnos hasta encontrarnos. Porque llegará ese día en el que nuestras miradas se encuentren, nuestras sonrisas se sonrían y nuestros corazones se abracen, uniéndose para formar uno, sólo uno, ser una misma alma dividida en dos cuerpos completamente diferentes que se complementan como el frío y el calor, el cielo y el infierno, el blanco y el negro, la noche y el día, como tú y yo."



"Las mariposas vuelan, revolotean, juegan, yo las ignoro.Ellas me molestan, yo simplemente trato de no pensar en tí.
Aveces puedo, aveces no.
Aveces simplemente me dejo llevar, otras no.
Esta vez no quiero dejarme llevar(:
Sé que puedo controlar, sé que quiero hacerlo, sé que quizá no sea lo correcto.
Sé que quizá te quiero."



Te escribí esto las madrugadas de cualquier semana  con pluma y papel, me resultaba fascinante como de pronto estaba llena de fascinación e inspiración por alguien a quien no conocía de nada. Alguien que me empezaba a conocer de todo. Alguien a quien le conté cosas de mi vida que ni a gente conociendo de años le había confiado. Contigo pude ser yo misma. Sin temor a nada. Fui yo misma. Te escribí lo que sentí. Casi siempre.
Al final la gravedad hizo su trabajo y puso mis pies en la tierra..
Tengo tus ojos clavados en mí y ni siquiera te he mirado. ¿Eres consciente de lo estúpido que suena eso? Porque yo sí, y lo volvería a escribir.

 Mi esperanza se va fundiendo lentamente, yo ya no distingo los sentimientos de la cruda realidad, que no sé asumir todo ésto y de mientras  aquí sin poder olvidar cada sensación, cada palabra porque cada paso que doy no tiene vuelta atrás, y no puedo olvidar, no puedo olvidarte, me cuesta, me asusta, me duele. Es difícil confesar que nada de esto me ha cambiado, que no queda ningún motivo para decir que una historia no tiene final, cuando la nuestra... ya se ha extinguido.

Solía escribir para poner a prueba mis sentimientos y hasta cuanto podría resistir mi corazón derramando esa tinta que lleva dentro. Aunque tu y yo nunca llegáramos a ser pluma y papel siempre teníamos algo que escribirnos. Y ahora duele. Es un dolor que persiste y  sé que lo único que necesito cerca y lejos eres tú. 
Siempre tuviste la fórmula mágica para derretirme en momentos en los que sólo deseaba ser hielo. Por eso aprendí, que es mejor callar versos ya que de esta forma no tendríamos que medirlos ni tendría ninguna importancia a la lírica. Pero no puedo olvidar la perfecta rima que formaban tus palabras y mi sonrisa. Exquisita, cuidada al milímetro, enlazada. Dando musicalidad a nuestra rutina. A nuestro día a día.
Sin embargo, acabé llena de noches de insomnio, con versos formando pesadillas, con letras que se juntaban formando un "te echo de menos". (echar de menos de extrañar, no como solíamos pensarlo) Noches de amor y noches de fastidio. Sentimientos sin vida. Almas perdidas. Versos desorientados. Sonrisas tristes. Rimas escondidas detrás de cada estrofa. Estrofas desordenadas sin lógica alguna.


Por eso ahora le grito al mundo que se pare, yo me bajo en la siguiente parada, que este rumbo vacío no me gusta. Esta rutina descontrolada me asquea, me derrumba. Cada media noche analizando cada mirada cruzada, cada roce que perdimos, cada beso que no me diste, la soledad me susurra diariamente que me ama. Mi corazón cada noche se te declara. Pero amanece y las ganas de volverme a enamorar se me suicidan.
Sabes esa sensación, en la que te acercas y llegas casi a acariciarme,, gritándome todas las cosas que deambulaban en mi cabeza. Pero aún estás lejos, a kilómetros de mi., LLevándote lo poco razonable que podría quedarme.

Voy enredando y desenredando los hilos que cosen mis días, nuestros días. Aguantando tardes soporíferas, sueños que tardan en aparecer, miedo a cada cambio, lágrimas a cada ausencia y respeto a la inestabilidad de los sentimientos. Pero ya sabes, nunca quise cerrar la ventana del todo esperándote que se cuele ese resquicio por el que se cuela el aire, y quién sabe si algo más...


Debería ir haciéndome la idea que tu lugar es el ayer, el presente sólo mío, y el futuro ya decidirá. Quise olvidar mis sentimientos, quise ocultar que eras mi verdad, quise soñar con otros sueños. Sueños en los que ya no formas parte.
Pero por favor... no me escribas. Cada vez que lo haces me quemas, me quebrajas un poquito más, me arrancas una parte de mi razón.. No lo hagas. Porque si lo haces estaremos matándonos poco a poco, no juegues, no tientes a esta casualidad maravillosa de coincidir, déjame alejarme más de lo que podemos estar, al menos lo imprescindible para dejar de imaginarte.

Contigo no tenía miedo a nada, pero ahora, tengo miedo de tener miedo.

Huyo de todo lo que no entiendo, huyo de este presente que me asusta, que me acorrala, huyo de aquello que creo desconocido. Sobrevivo pensando en todo lo que anhelo, que tuve y perdí, con la esperanza de que algún día vuelva.



Me siento como un rompecabezas en manos de un imbécil.
(yo misma). Otra vez a cambiar las cosas, a ser la chica más triste de toda la ciudad.
Y a mudarme de poema, sola, inaccesible, cansada.

Pero no, la verdad es que no es tristeza, es escepticismo
(mi vacío está lleno de personas).

Pero por favor no malentiendas todo esto, que yo estoy contenta de haberte encontrado. De haberme envuelto y de haberme dejado llevar por el tiempo que me transportaste a toda esa fantasía que creamos cada día de estos últimos meses, que han sido desde lo más ilógicos hasta lo más sensatos que me han pasado.
Ni siquiera puedo atreverme a compararte con cualquier otra persona de mi pasado. Eres diferente. Créeme. 
No creo que exista alguien si quiera remotamente parecido a ti. Eres único. Y lo que pasé contigo es especial. Nunca me lamentaré de ello. Ni sufriré por tu existencia. En realidad lo que duele es tu inexistencia.


Es curioso que digas que piensas que soy el invento de alguien siniestro, porque muchas veces he pensando eso de ti.
Siento que no eres real, sino el personaje de un libro, ese personaje del que suelo enamorarme mientras leo y voy fantaseando con él, con un encuentro imaginario. Entonces llega la última hoja del libro y la magia se acaba. El personaje se extingue. No tiene más futuro ni trascendencia. Inexistente. Imposible de encontrar.

No quiero que seas una fantasía tonta, me creo mucho más inteligente como para dejarme llevar por algo así. No te conozco. Algo que suelo repetirme mucho. Para ver si así de una vez por todas te vas de mis pensamientos.

Necesito que de la misma manera en que llegaste, te vayas. Necesito no depender de un correo, de palabras para sentirme satisfecha diariamente.
Necesito encontrarme.

Te extrañaré también y lo sabes. Me harás falta. Como le dije anteriormente, me hacías falta desde antes de encontrarte.

Yo me alejo porque necesito aclararme. Estar sola conmigo y mi soledad. Entenderme. Entender todo. Decidirme.


Necesito estar sola para mañana estar contigo.


Necesito esta noche conmigo, abrazar la cama de lado a lado y no encontrar nada que me desvié del placer de no sentir nada en mi piel.
Esta noche quiero mirarme al espejo fijamente hasta que mi campo de visión reduzca la mirada al pasado y sólo pueda desear volver.
Visualizar las escena en silencio, sin dejar de mirarme.



Personas adecuadas, momentos equivocados.
Mi estúpida vida.




La última vez que eché la vista atrás me mareé, pero enseguida me recogiste el pelo antes siquiera de la primera náusea. Que estomago tan débil se tiene cuando te dejan de querer.

Pudiste ser tú esta vez quien me devolviera mi desfallecido vientre.
Falsa alarma. Tal vez otro en otro momento, en otra vida.








Te espero en otro tiempo y en otra ciudad,

martes, 1 de julio de 2014

¿Por qué?

Me encantaría conocerte un poco más y obtener respuestas a preguntas que aún ni siquiera tengo, observarte mientras en silencio me pides que no me vaya demasiado lejos porque nada será lo mismo después de compartir todos estos momentos difusos, perdidos entre las miradas de seres distantes en planetas lejanos.

No quiero perderte antes de tenerte, tampoco tenerte sin haberte perdido, estoy confundida.

Cada latido le da sentido y me siento viva cuando te siento venir e iluminar esta calle vacía y sin alma, esta ciudad que se pierde entre sonrisas perdidas y tristezas encontradas.

Sábado por la noche es pensar en tenerte a solas para hablar de los sueños que desafían la gravedad, sin miedo, lejanos se elevan entre todas las conciencias perdidas y sin ganas de seguir caminando.


¿Acaso sabes quien soy yo?

He luchado por ti sin que siquiera lo sepas y lo seguiré haciendo.

Yo no sé que responder pero creo que tú ya sabes la respuesta, que has logrado comprender que te siento en cada letra y cada espacio de silencio que existe en la distancia que separa a nuestros ojos de mirarse.

!

Dicen que al mal tiempo buena cara, que después de la tormenta siempre llega la calma. Que todo lo que sube baja, pero que agua que pasa no mueve molinos.
También dicen que todo el mundo merece una segunda oportunidad, pero que segundas partes nunca fueron buenas; que quien tiene boca se equivoca y que rectificar es de sabios. Que querer es poder y que hace más quien quiere que quien puede, pero que quien todo lo quiere, todo lo pierde, además que de donde no hay, no se puede sacar. Que quien no arriesga no gana, que quien la sigue la consigue. Que no por mucho madrugar amanece más temprano, pero que a quien madruga Dios le ayuda. Que si te pica te rascas, que todo lo que escuece cura. Que no hay más ciego que el que no quiere ver, que a palabras necias oidos sordos, pero que a buen entendedor, pocas palabras bastan. Que la confianza da asco. Y que quien no corre vuela, que ya se sabe que las apariencias engañan y que por supuesto, que no es oro todo lo que reluce.
Y mira, qué quieres que te diga si quien avisa no es traidor, que si te he visto no me acuerdo, y que a rey muerto, rey puesto. En definitiva, que más vale sola, que mal acompañada.

domingo, 22 de junio de 2014

De Miranda y otras muertes.

Soy un verso libre, enamorado y muy idiota.
Corazón abierto 24 h, maldita ninfómana del amor.

'Me dejaste tirada, como un dulce después de chupado.'

Me he cansado de la puta poesía, yo sólo sé dolerme.

Porque podría estar con quien quisiera y te elegí a ti,
no debiste haberme dejado así, por miedo a que te abandonara un domingo por la tarde.

Soy lo más bonito que has roto en tu vida.

'Para una mujer que colecciona cicatrices esto no debería suponer más que otro tachón
en la agenda de los besos perdidos o nunca dados.'


El otro día no soñé contigo (cómo voy a ser la chica de los sueños de alguien,
si no duermo).

Tengo que salir de mí, autopista hacia ningún lugar.

Qué hacer cuando sientes que ya nunca nadie te tocará por dentro
cuando el amor te dura un orgasmo, y el dolor 7 vidas.

Devuélveme todo lo que te he querido, no he quedado satisfecha.

"Eres lo que todos quieren tener, pero a ninguno le importa".


Recuerdo mi sonrisa tonta esos días cuando decías que estabas fascinado por mi.
Me despertaba inventándote, imaginando los cafés fríos de querernos en la cocina,
las películas interrumpidas con tus labios en mi labios,
tus manos, tus manos, tus manos.
Me dormía soñándote.

Qué patético todo eso.
Que patética soy.


Qué triste que la tristeza se parezca tanto a no tenerte.

Pensar en un día tenerte era como borrarle el pasado a mi colchón,
como perdonarme todas esas noches que había dormido sola,
y todo lo que había llorado por otros antes.

Estoy en la flor de la herida: puedes romperme el corazón pero no detener la primavera.

Todas las metáforas del mundo se me han quedado anidadas en las pestañas
y las dudas posadas en la piel.

Lo peor de estar tan sola es que no tengo quien me ayude a limpiar todo este desastre.

Podría estar jugando a que me quieran un rato
(con cualquiera que se parezca a ti)
pero no me apetece tener que echar a nadie más.

Con lo fácil que sería que, con tus besos, mataras toda esta apatía.

Creo que es la única manera de acabar con esto: dejar de escribirte,
hacerte un recuerdo. Y asesinarlo después.

Puedes quedarte los libros que no leíste,
las canciones que no escuchaste, las películas que no vimos
y los abrazos que no viniste a darme;
yo me quedo conmigo.

Ojalá algún día te acuerdes de mí y pienses:
"¿qué fue de esa chica?
Se apellidaba desamor"

viernes, 20 de junio de 2014

Lo difícil no es soportar una tormenta, sino saber ver la luz que hay detrás de ella.

Todos mis octubres rotos hasta que llegaste tú. Abriles robados hasta que me los devolviste. Septiembres dejados a medias en comienzos de lunes. Diciembres cubiertos de frío que quemaba. Febreros bisiestos de ventinueves sin ti. Agostos (re)llenos de libros y noches en las que no aparecías.

¿Cómo se sale de una vida cuando no se ha entrado en ella? ¿Cómo te sacan de un lugar sin haber estado nunca? ¿Qué me vas a quitar y cuánto tiempo de calma me vas a entregar?

He entrado en contradicción conmigo misma más veces de las que he podido soportar, pero he salido. A veces, me han sacado. Ahora estoy contrariada. Esa sensación de: "Será mejor dejarlo aquí hasta que las circunstancias nos acompañen". Que un "mientras tanto" se haga con tu vida y un "mientras pueda" me saque de aquí. Que te vengo a decir que me sabes a poco. Que da igual el tiempo que te quedes, que siempre que te vas me dejas con un pedazo de ti. Puedo estar coleccionándote hasta que me lo pidas. Pero, es curioso, ya que siempre antes de venir, me preguntas si sigo queriendo que vengas y siempre antes de irte, nunca me dices si sigo queriendo que te quedes. Parece que hemos asumido que cada piel tiene un retorno, que nuestro sitio por ahora es sólo a ratos, sólo a trozos. Empiezas aportándome, acabas tornándote. Da vuelta. Donde siempre. Como siempre.

Como parece que el día no puede terminar sin una conclusión, quiero decirte que para cuando no estés( no estar de haber salido de este sitio que te has creado en demasiado poco tiempo, si algún día decides no ser conmigo) que sepas, que hoy a día veinte de junio del dos mil catorce, me faltas.

lunes, 16 de junio de 2014

Un día me preguntaron qué esperaba de la vida y respondí:

"De la vida dejé de esperar cuando me arrebataron mi siempre, cuando todos mis sueños volaron sin ser cumplidos, dando por hecho que tenían alas y se marcharon con las huidas."

La vida me dijo que esperara mi casualidad y yo me negue porque ya no creía en sus días ni en sus avisos. Me ofrecía 86400 segundos en directo y sin pausas pero no me dijo que los que no viviera se perdían. Parece obvio, sí, pero esperaba guardarlos.

Opté por no contar y empece a vivir, o mejor dejarme vivir. Me vivieron, se cansaron y algunos se fueron, pero otros permanecieron. Hasta el final, como valientes. No digo que quien se fue se apellidará cobarde, seguro se llamaba inteligente. Al escuchar previsión de lluvia dijeron "me voy al sol" y me dejaron con la tomenta pero con mil paraguas que yo había guardado.


Todo lo que vino después fuiste tú.

Tú, robando mis palabras, deshaciendo mis textos. Tú olvidándote de todo y acordándote de mí.
En una noche te hiciste conmigo. En una única noche me sacaste de mí.

Y es que no puedo no pensar que tus manos no estén hechas de versos, que hemos tardado tanto tiempo en encontrarnos, que a veces me parece un suicidio.

Que has tardado más de veinte años en felicitarme la vida.
y que no estoy feliz por la tardanza, sino por habernos cruzado.
Felices nosotros, que aguantamos la distancia y soportamos lo segundos sin vivirnos.


Y pensarte se convierte entonces en una pelea entre mis dedos y mi pelo.
En un revoltijo de deconcierto donde parece que el mundo se vuelve más pequeño.
No queda nada más que el recuerdo entre mis textos, los buenos días de la mañana, las buenas noches sin tu cama.

Y te vas y regresas todo a un ritmo tan lento que parece que vas hacía atrás, pero no.
Avanzas e impulsas mis pasos hacia a ti. Hacia nuestro proximo encuentro, hacia tu dulzura que aparentemente, sólo invierte en mí.

Bienvenido a este revuelo.
Bienvenido a esta alma que reclama calma, bienvenido a este vacío que no espera ser llenado, bienvenido a estas ojeras que no inspiran confianza.


Sólo una última vez. Dejame decirte que encontrarte ha sido una suerte, que mi vida ya no entiende de madrugadas sin ti.

Que la espera entre caídas ha sido suficiente, y que espero que consigas saber quedarte en mi.

He dejado a medias el texto donde se emancipaban mis miedos.

Ya ves, se me da mejor hablar de ti, que no convives conmigo pero vives en mi, que de ellos que viven conmigo desde que convivo en mi.

Y es que desde que te conozco me ha invadido la osadía de llamar a mis letras poesía. Porque no he encontrado otra manera de tenerte que no sea comiéndote a "bersos"

Pero yo, aún no conociendo un todo de ti, sé que la poesía se compone del ritmo de tu risa, haciendo bailar mis arritmias.
De las eses finales que patinan en tus labios cuando terminas frases en cualquier plural que nos incluya a nosotros.

Yo te invento y te pierdo, te hago y deshago como un personaje de un libro cualquiera. Te dejo encima de una cita cualquiera como si realmente existieran comillas, a dos centímetros de la tercera linea que consigan abarcar tus sentidos.

Y todo eso me da fuerza de que subas y te instales en mi cabeza, que me drogues, me anestesies, me adormezcas, me crees sentimientos minuciosamente olvidados.
-Cuidadosamente desarmados-

Tú me descompones, me compones.

Mientras el defecto de mis dosis hace efecto

-Te me haces, me deshaces.-


Me dedico a pensar qué pasaría si me decido a huir ahora.
-Ahora que luego nunca es siempre-
Que estamos a tiempo de perdernos porque aún no (nos) hemos ganado.
Que puede que esta noche hayan vuelto a ganar las ganas, pero que sepas que estoy a-co-rra-la-da.

Como si lo más urgente que no me sucediera fueras tú.
Como si a ti te pudiera llamar amor.
Como si tuvieras idea de lo mucho que odio las redundancias.
Como si las odiara, como si te tuviera, como si no tuviera miedo.


Como si me diera en algún momento por dejar de pensar que puedes ser tú.
Que cabes en el hueco p-e-r-f-e-c-t-o de mi compañero de vida.

domingo, 8 de junio de 2014

Eres mi mejor excusa para no encontrarme.

Estoy perdida. Perdida y sin saber a dónde ir. Supongo que por eso te busco, a ti o a mi, sin conocerte. Es como una bala que ha perdido el rumbo, y me alcanza cada vez que creo saber quien soy. Saber quien eres. Es domingo, de cualquier noche de mi vida. De la tuya.


Necesito gritar, gritar a todo, a nada. A todos y a nadie. A mi misma. El miedo ha conseguido colarse en todos mis sueños. Ya no siento, ni pienso, ni lloro. Y cómo avanzar, si cada paso es un nuevo obstáculo que no quiero vencer. Si pensar en esto es sumergirme en infinitas preguntas que no quiero responder. “Ojalá estuvieras aquí, -pienso”. Todo sería mas fácil. Todo tendría, aunque sólo fuera, un poco más de sentido. Pero no estas, y aceptarlo debería ser el primer paso. Olvidarte nunca estuvo entre mis planes, pero ahora, paralizada ante cualquier atisbo de tu regreso, mentiría si dijera que no te echo de menos. Recordar tus consejos nunca fue tan complicado. Nunca, como cuando no quiero escucharlos. Supongo que si me vieras, (tú, o yo, o quien quiera que seas) no estarías orgulloso de esto. De lo que soy. De lo que en cada minuto me transformo más y más. Un peluche de trapo con el que el destino prueba su suerte. Entonces, ¿..que me queda, si he olvidado por completo a la persona que solía ser?. Un mar repleto de dudas que no quiero saber. Por eso quizás, he inventado la necesidad de necesitarte. Contigo como objetivo de todas mis noches en vela, dejo a un lado lo demás. Todo lo importante, lo que realmente debería apreciar. Si te doy mis besos y tú apartas la mirada. Y con sólo una caricia fuera de la carta, te marcharías de mi vida sin decir nada. Es la más dolorosa de todas las jugadas: saber que apuestas mi sonrisa a una mano robada. La que decide si esta noche me llamas, y me regalas tu almohada. Si. Pensar en que tú eres el mayor de mis problemas o la mejor adicción que acabará conmigo, es el camino fácil que desde hace mil noches, recorro sola. Una travesía cuesta abajo. El reto de llegar viva al otro lado, sin volante, ni frenos, ni tus manos. Porque buscarte a ti es la mejor excusa para no encontrarme a mi. Y verme, con los ojos cerrados y frente al espejo, en lo que nunca habría deseado convertirme. Alguien sin voz y con el único deseo de gritar a todo, a nada. A todos, y a nadie. A ti, y a mi.

jueves, 5 de junio de 2014

Eres lo más bonito que me sigue pasando
desde que me pasaste
por primera vez.


Eres poesía, pero no la que viene en versos,
sino la que viene y no se va. Y punto. Para qué pedir más.

Por que qué más dará si tu vives de noche
y yo de día, a mi me parece perfecto:

Así puedo escribirte cuando sé que no me lees
y a la vez puedo soñarte cuando tú no duermes.

(a mi me parece perfecto)

Me pareces perfecto.

Lo mejor de todos mis "lo nuestro" es que son sólo "lo mío".

Tendrías que matarme a besos,
y no a distancia.

Me siento como una adicta de las historias absurdas y las madrugadas.
Me duele buscarte entre palabras, hablarle de ti a una triste red social,
resignarme a provocarle versos a la distancia, reconociendo que te echo de menos,
y saludarte y, si acaso, llamar tu atención una noche más
y no dormir por tu culpa (y no por el motivo que me gustaría).

Me duele la piel de no tocarte y eso de no poder irme a donde sea que estés
(que ojalá fuera aquí).

Ya lo sé, siempre tuvimos los días contados.
Entre nosotros no podía haber nada más allá de mis sábanas.

Mis ganas de salir corriendo y quedarme para siempre a la vez.
Tu cartel de “danger” en la frente.

Yo voy de que busco el amor, pero es mentira. Te buscaba a ti.

Amores imposibles besándose impasibles.

Te besaría entero (hasta las estrellas)
para que pudieras irte a besar con otra.

Habrá más que sueñen contigo, mueran por besarte, y suspiren por verte dormir
(yo habría escrito un libro viéndote). Nunca como yo.

‘Tú corre a salvarte con otra.
Pero que te recuerde a mí, una versión fácil y adaptada.’

Si hubiera sabido que no iba a verte más, me habría girado para ver cómo te ibas.
Fue mi culpa, por necesitar un cuerpo para arreglar mi pasado, por suspender el examen de acceso a ti
(más allá de tus labios)

y por mi tendencia ilógica a joder todo.

Quiero todos esos besos que no me di con otros por ti
(aunque no me lo pidieras),
y todas las malditas noches sin dormir.

Entiéndeme, no puedo seguir colgada a ese “ya queda menos para vernos”. Ya no.

Tendré que escuchar menos cantautores, leer libros que no me recuerden a ti,
y dormirme pensando en otros que no son tú.

Volveré a los chicos que no duelen
(pero que tampoco hacen temblar),
a las andadas de la chica que no quiere con nadie y con todos.

Soy libre, libre para ser yo.
El problema de la libertad es que besa muy bien,
pero cuando le pido abrazos siempre me pone excusas.

miércoles, 4 de junio de 2014

Yo

Ni muy muy, ni tan tan. Ni tan sin igual ni muy especial.

He tenido las ideas más largas que las piernas y admito que mi única constante es la variable. Que me sobran defectos, que me faltan virtudes, que no siempre me callo cuando debo pero que otorgo silencio por respeto.

He llorado por hombres. He visto a hombres llorar por mí. He sido herida y he sido también la daga que hiere. He sido la chica a quien nadie mira y también la que camina robándose miradas. Y de tanto no ser, he sido y reincido en cataclismo.

Soy más tormenta que mujer, llovizna ligera, vendaval, la gota que derrama el vaso, la piedrita en el zapato. Y es que una tormenta se forma en el mar… y una mujer que viene del mar no llora, sólo regresa al agua las gotas que alguna vez tomó prestadas.

Soy mujer de agua porque fluyo, porque no soy mar en calma y soy la sed que provoca el agua con sal. Esas mil mujeres en una, la tormenta en la cama, el tormento en el alma, la calma si amerita, la tinta.

viernes, 30 de mayo de 2014

NO TE ENAMORES DE UNA MUJER QUE SE HACE LA DIFÍCIL

No te enamores de una mujer que se hace la difícil. Porque la mujer que se hace la difícil es errante, desconocida, cambiante: no sabrás describirla a ciencia cierta, a cuestión de adjetivos comunes. La mujer que se hace la difícil cambia, deja, se aleja, vuelve, se arrepiente. La mujer que se hace la difícil lee, escribe, canta, actúa, baila, trabaja y estudia con mucho pesar al siempre tener conflictos con la autoridad y los trámites. La mujer que se hace la difícil se gana la vida por sí sola, no necesita de nadie que la ayude para ser todo lo que quiere ser: ella misma.
No te conviene. Para empezar, enamorarla se cree que es imposible. ¿Rosas rojas? ¿Chocolates? ¿Animales de peluche? ¿Coqueteo? Por favor! La mujer que se hace la difícil te aceptará las rosas con una sonrisa, las pondrá en agua, y no volverá a hablarte nunca más. La mujer que se hace la difícil odia a los animales de peluche, se empolvan y estorban; además, ya tienen de mascota a un perro. La mujer que se hace la difícil se sabe “el juego” del romance de pies a cabeza: sabe cuándo llamar, sabe cuándo colgar y, justo cuando crees que le llevas gran ventaja al escucharla decir que te extraña, se desvanecerá ante tus ojos.

Jamás podrás comprenderla, entenderla. No se entenderán, no habrá comunicación. No sabrán cómo decirlo y ella, tenlo por seguro, no lo dirá primero: su orgullo quemaría su voz antes que poner ante ti una debilidad. Porque así son las tan complicadas mujeres difíciles: ven cualquier muestra de sentimientos, cariño o afecto como un punto débil al que nadie debe de tener acceso. Nunca vas a verla vulnerable.

Y no porque no sufra. Todo lo contrario! Las mujeres que se hacen las difíciles sufren como nadie: lloran, se lamentan, no saben qué hacer, gritan, se enfadan, se decepcionan y vuelven a llorar porque tú hiciste algo malo y deshiciste algo bueno, o viceversa.

Se decepcionan. Se decepcionan terriblemente porque ellas esperan lo mejor de ti. Se decepcionan porque necesitan el romance, la nostalgia y, sobre todo, la caballerosidad. Ay, la caballerosidad!, que no te engañe: al tú abrirle la puerta del lugar mientras ella se coloca enfrente de ésta con los brazos cruzados y la mirada indiferente, una parte de su enorme corazón se va contigo.

Son frías, duras, distantes y distintas. Además, siempre les gusta ser diferentes, ser las correctas y maduras sabelotodos que realmente, a simple vista, parece que lo saben todo.

No te enamores de una chica que se hace la difícil, no. Insisto: no sabes con qué te estás metiendo.

Porque las mujeres que se hacen las difíciles se protegen, se resguardan hasta de sí mismas. Lo exageran todo, dramatizan cada acto tuyo en una tragedia porque escriben, porque leen, porque les gusta crear historias en las que ellas no son más que un personaje y para ti, como actor secundario, hay una lista entera de suplentes.

No se enamoran, no creen en el amor; lo consideran una mentira de su peor enemigo: la sociedad. Ellas creen en la pasión, en el romanticismo, en el drama. Las mujeres que se hacen las difíciles se encaprichan, se enganchan, se aprisionan, se encierran a un solo objetivo aun si éste no es digno de ser el blanco de lo más amoroso de su ser. Porque las mujeres difíciles así aman: terca, dolorosa, y caprichosamente; pero jamás por siempre.

Las mujeres que se hacen las difíciles te quieren a ti, echan de menos a otro, lloran por aquel que no conquistan de inmediato, sufren por el que se fue y las dejó atrás hace años, y a la única persona que aman es a sí mismas. Ya te lo digo, que son unas malditas. Cínicas. Van por allí con una sonrisita enmarcada en labios rojos y sin escotes vulgares, con esas palabras y tú, ingenuo, crees poder no sólo enamorarlas, sino incluso jugar con sus sentimientos.  Imbécil! Acabarás enamorado! Enamorado, dejado, rechazado. Triste. Y sin tu chica que se hace la difícil, que muy probablemente estará besando casualmente a algún desconocido al que vio muy atractivo físicamente y al que jamás va a permitirle volver a verla porque está consciente de que es un completo imbécil.

Y es que ellas tienen estas fantasías amorosas, tal como tú tienes tus fantasías sexuales. Ellas sueñan con besar a su profesor más joven, a un hombre mucho mayor, a un chico arrogante y rompecorazones con el que no tengan aparentemente nada en común, a un maldito imbécil que las destrozará y este dolor ya lo verán venir de manera que hasta podrán disfrutarlo como inspiración, a un deportista profesional con quien tan sólo llegarán a tener una relación cordial, a un actor famoso del que saldrán huyendo asustadas por sentir que éste invade su libertad, etc.

Sin embargo, a final de cuentas, las mujeres que se hacen las difíciles no son tan difíciles como aparentan. Existe una manera para llegar a su corazón: piensa en ella, échala de menos, sueña con ella, escríbele. No te garantizo que te amará, no te garantizo que no te rechazará; pero ten por seguro que ella, tal como le gusta leer cada tarde lluviosa, “valorará tu sencillo coraje de quererla”.

Para mantener a una mujer que se hace la difícil hay que dejarla, hay que perseguirla, hay que acorralarla, hay que soltarla, hay que ser un extraño y a la vez quien más la conozca, hay que darle su espacio, hay que ignorarla de vez en cuando, hay que dejarse crecer la barba, hay que aprender del arte y de la buena ortografía, hay que ser seguro de uno mismo o le darás asco con tus inseguridades superficiales, hay que ser intelectual y no aburrido, hay que ser guapo y arrogante porque feo y titubeante no le vas a servir para nada, hay que preferirla a ella de manera especial antes que a las demás, hay que darle libertad: libertad de irse, libertad de volver, libertad de quererte, libertad de odiarte, libertad de abofetearte y después besarte. Una pequeña conclusión con estas mujeres es que un “te odio” es la prueba más sincera que ellas tienen de decirte “me encantas”. Ellas no sueñan con cambiarte, ellas sueñan con encontrar ese detalle del cual puedan escribir sobre ti.

Así pues, amigo, las mujeres que se hacen las difíciles no son tan difíciles una vez que te das cuenta, que lo único complicado con una mujer que se hace la difícil es lo mucho que ella puede llegar a hacerte feliz.

Lo verdaderamente difícil es no enamorarte de ella.