domingo, 22 de junio de 2014

De Miranda y otras muertes.

Soy un verso libre, enamorado y muy idiota.
Corazón abierto 24 h, maldita ninfómana del amor.

'Me dejaste tirada, como un dulce después de chupado.'

Me he cansado de la puta poesía, yo sólo sé dolerme.

Porque podría estar con quien quisiera y te elegí a ti,
no debiste haberme dejado así, por miedo a que te abandonara un domingo por la tarde.

Soy lo más bonito que has roto en tu vida.

'Para una mujer que colecciona cicatrices esto no debería suponer más que otro tachón
en la agenda de los besos perdidos o nunca dados.'


El otro día no soñé contigo (cómo voy a ser la chica de los sueños de alguien,
si no duermo).

Tengo que salir de mí, autopista hacia ningún lugar.

Qué hacer cuando sientes que ya nunca nadie te tocará por dentro
cuando el amor te dura un orgasmo, y el dolor 7 vidas.

Devuélveme todo lo que te he querido, no he quedado satisfecha.

"Eres lo que todos quieren tener, pero a ninguno le importa".


Recuerdo mi sonrisa tonta esos días cuando decías que estabas fascinado por mi.
Me despertaba inventándote, imaginando los cafés fríos de querernos en la cocina,
las películas interrumpidas con tus labios en mi labios,
tus manos, tus manos, tus manos.
Me dormía soñándote.

Qué patético todo eso.
Que patética soy.


Qué triste que la tristeza se parezca tanto a no tenerte.

Pensar en un día tenerte era como borrarle el pasado a mi colchón,
como perdonarme todas esas noches que había dormido sola,
y todo lo que había llorado por otros antes.

Estoy en la flor de la herida: puedes romperme el corazón pero no detener la primavera.

Todas las metáforas del mundo se me han quedado anidadas en las pestañas
y las dudas posadas en la piel.

Lo peor de estar tan sola es que no tengo quien me ayude a limpiar todo este desastre.

Podría estar jugando a que me quieran un rato
(con cualquiera que se parezca a ti)
pero no me apetece tener que echar a nadie más.

Con lo fácil que sería que, con tus besos, mataras toda esta apatía.

Creo que es la única manera de acabar con esto: dejar de escribirte,
hacerte un recuerdo. Y asesinarlo después.

Puedes quedarte los libros que no leíste,
las canciones que no escuchaste, las películas que no vimos
y los abrazos que no viniste a darme;
yo me quedo conmigo.

Ojalá algún día te acuerdes de mí y pienses:
"¿qué fue de esa chica?
Se apellidaba desamor"

viernes, 20 de junio de 2014

Lo difícil no es soportar una tormenta, sino saber ver la luz que hay detrás de ella.

Todos mis octubres rotos hasta que llegaste tú. Abriles robados hasta que me los devolviste. Septiembres dejados a medias en comienzos de lunes. Diciembres cubiertos de frío que quemaba. Febreros bisiestos de ventinueves sin ti. Agostos (re)llenos de libros y noches en las que no aparecías.

¿Cómo se sale de una vida cuando no se ha entrado en ella? ¿Cómo te sacan de un lugar sin haber estado nunca? ¿Qué me vas a quitar y cuánto tiempo de calma me vas a entregar?

He entrado en contradicción conmigo misma más veces de las que he podido soportar, pero he salido. A veces, me han sacado. Ahora estoy contrariada. Esa sensación de: "Será mejor dejarlo aquí hasta que las circunstancias nos acompañen". Que un "mientras tanto" se haga con tu vida y un "mientras pueda" me saque de aquí. Que te vengo a decir que me sabes a poco. Que da igual el tiempo que te quedes, que siempre que te vas me dejas con un pedazo de ti. Puedo estar coleccionándote hasta que me lo pidas. Pero, es curioso, ya que siempre antes de venir, me preguntas si sigo queriendo que vengas y siempre antes de irte, nunca me dices si sigo queriendo que te quedes. Parece que hemos asumido que cada piel tiene un retorno, que nuestro sitio por ahora es sólo a ratos, sólo a trozos. Empiezas aportándome, acabas tornándote. Da vuelta. Donde siempre. Como siempre.

Como parece que el día no puede terminar sin una conclusión, quiero decirte que para cuando no estés( no estar de haber salido de este sitio que te has creado en demasiado poco tiempo, si algún día decides no ser conmigo) que sepas, que hoy a día veinte de junio del dos mil catorce, me faltas.

lunes, 16 de junio de 2014

Un día me preguntaron qué esperaba de la vida y respondí:

"De la vida dejé de esperar cuando me arrebataron mi siempre, cuando todos mis sueños volaron sin ser cumplidos, dando por hecho que tenían alas y se marcharon con las huidas."

La vida me dijo que esperara mi casualidad y yo me negue porque ya no creía en sus días ni en sus avisos. Me ofrecía 86400 segundos en directo y sin pausas pero no me dijo que los que no viviera se perdían. Parece obvio, sí, pero esperaba guardarlos.

Opté por no contar y empece a vivir, o mejor dejarme vivir. Me vivieron, se cansaron y algunos se fueron, pero otros permanecieron. Hasta el final, como valientes. No digo que quien se fue se apellidará cobarde, seguro se llamaba inteligente. Al escuchar previsión de lluvia dijeron "me voy al sol" y me dejaron con la tomenta pero con mil paraguas que yo había guardado.


Todo lo que vino después fuiste tú.

Tú, robando mis palabras, deshaciendo mis textos. Tú olvidándote de todo y acordándote de mí.
En una noche te hiciste conmigo. En una única noche me sacaste de mí.

Y es que no puedo no pensar que tus manos no estén hechas de versos, que hemos tardado tanto tiempo en encontrarnos, que a veces me parece un suicidio.

Que has tardado más de veinte años en felicitarme la vida.
y que no estoy feliz por la tardanza, sino por habernos cruzado.
Felices nosotros, que aguantamos la distancia y soportamos lo segundos sin vivirnos.


Y pensarte se convierte entonces en una pelea entre mis dedos y mi pelo.
En un revoltijo de deconcierto donde parece que el mundo se vuelve más pequeño.
No queda nada más que el recuerdo entre mis textos, los buenos días de la mañana, las buenas noches sin tu cama.

Y te vas y regresas todo a un ritmo tan lento que parece que vas hacía atrás, pero no.
Avanzas e impulsas mis pasos hacia a ti. Hacia nuestro proximo encuentro, hacia tu dulzura que aparentemente, sólo invierte en mí.

Bienvenido a este revuelo.
Bienvenido a esta alma que reclama calma, bienvenido a este vacío que no espera ser llenado, bienvenido a estas ojeras que no inspiran confianza.


Sólo una última vez. Dejame decirte que encontrarte ha sido una suerte, que mi vida ya no entiende de madrugadas sin ti.

Que la espera entre caídas ha sido suficiente, y que espero que consigas saber quedarte en mi.

He dejado a medias el texto donde se emancipaban mis miedos.

Ya ves, se me da mejor hablar de ti, que no convives conmigo pero vives en mi, que de ellos que viven conmigo desde que convivo en mi.

Y es que desde que te conozco me ha invadido la osadía de llamar a mis letras poesía. Porque no he encontrado otra manera de tenerte que no sea comiéndote a "bersos"

Pero yo, aún no conociendo un todo de ti, sé que la poesía se compone del ritmo de tu risa, haciendo bailar mis arritmias.
De las eses finales que patinan en tus labios cuando terminas frases en cualquier plural que nos incluya a nosotros.

Yo te invento y te pierdo, te hago y deshago como un personaje de un libro cualquiera. Te dejo encima de una cita cualquiera como si realmente existieran comillas, a dos centímetros de la tercera linea que consigan abarcar tus sentidos.

Y todo eso me da fuerza de que subas y te instales en mi cabeza, que me drogues, me anestesies, me adormezcas, me crees sentimientos minuciosamente olvidados.
-Cuidadosamente desarmados-

Tú me descompones, me compones.

Mientras el defecto de mis dosis hace efecto

-Te me haces, me deshaces.-


Me dedico a pensar qué pasaría si me decido a huir ahora.
-Ahora que luego nunca es siempre-
Que estamos a tiempo de perdernos porque aún no (nos) hemos ganado.
Que puede que esta noche hayan vuelto a ganar las ganas, pero que sepas que estoy a-co-rra-la-da.

Como si lo más urgente que no me sucediera fueras tú.
Como si a ti te pudiera llamar amor.
Como si tuvieras idea de lo mucho que odio las redundancias.
Como si las odiara, como si te tuviera, como si no tuviera miedo.


Como si me diera en algún momento por dejar de pensar que puedes ser tú.
Que cabes en el hueco p-e-r-f-e-c-t-o de mi compañero de vida.

domingo, 8 de junio de 2014

Eres mi mejor excusa para no encontrarme.

Estoy perdida. Perdida y sin saber a dónde ir. Supongo que por eso te busco, a ti o a mi, sin conocerte. Es como una bala que ha perdido el rumbo, y me alcanza cada vez que creo saber quien soy. Saber quien eres. Es domingo, de cualquier noche de mi vida. De la tuya.


Necesito gritar, gritar a todo, a nada. A todos y a nadie. A mi misma. El miedo ha conseguido colarse en todos mis sueños. Ya no siento, ni pienso, ni lloro. Y cómo avanzar, si cada paso es un nuevo obstáculo que no quiero vencer. Si pensar en esto es sumergirme en infinitas preguntas que no quiero responder. “Ojalá estuvieras aquí, -pienso”. Todo sería mas fácil. Todo tendría, aunque sólo fuera, un poco más de sentido. Pero no estas, y aceptarlo debería ser el primer paso. Olvidarte nunca estuvo entre mis planes, pero ahora, paralizada ante cualquier atisbo de tu regreso, mentiría si dijera que no te echo de menos. Recordar tus consejos nunca fue tan complicado. Nunca, como cuando no quiero escucharlos. Supongo que si me vieras, (tú, o yo, o quien quiera que seas) no estarías orgulloso de esto. De lo que soy. De lo que en cada minuto me transformo más y más. Un peluche de trapo con el que el destino prueba su suerte. Entonces, ¿..que me queda, si he olvidado por completo a la persona que solía ser?. Un mar repleto de dudas que no quiero saber. Por eso quizás, he inventado la necesidad de necesitarte. Contigo como objetivo de todas mis noches en vela, dejo a un lado lo demás. Todo lo importante, lo que realmente debería apreciar. Si te doy mis besos y tú apartas la mirada. Y con sólo una caricia fuera de la carta, te marcharías de mi vida sin decir nada. Es la más dolorosa de todas las jugadas: saber que apuestas mi sonrisa a una mano robada. La que decide si esta noche me llamas, y me regalas tu almohada. Si. Pensar en que tú eres el mayor de mis problemas o la mejor adicción que acabará conmigo, es el camino fácil que desde hace mil noches, recorro sola. Una travesía cuesta abajo. El reto de llegar viva al otro lado, sin volante, ni frenos, ni tus manos. Porque buscarte a ti es la mejor excusa para no encontrarme a mi. Y verme, con los ojos cerrados y frente al espejo, en lo que nunca habría deseado convertirme. Alguien sin voz y con el único deseo de gritar a todo, a nada. A todos, y a nadie. A ti, y a mi.

jueves, 5 de junio de 2014

Eres lo más bonito que me sigue pasando
desde que me pasaste
por primera vez.


Eres poesía, pero no la que viene en versos,
sino la que viene y no se va. Y punto. Para qué pedir más.

Por que qué más dará si tu vives de noche
y yo de día, a mi me parece perfecto:

Así puedo escribirte cuando sé que no me lees
y a la vez puedo soñarte cuando tú no duermes.

(a mi me parece perfecto)

Me pareces perfecto.

Lo mejor de todos mis "lo nuestro" es que son sólo "lo mío".

Tendrías que matarme a besos,
y no a distancia.

Me siento como una adicta de las historias absurdas y las madrugadas.
Me duele buscarte entre palabras, hablarle de ti a una triste red social,
resignarme a provocarle versos a la distancia, reconociendo que te echo de menos,
y saludarte y, si acaso, llamar tu atención una noche más
y no dormir por tu culpa (y no por el motivo que me gustaría).

Me duele la piel de no tocarte y eso de no poder irme a donde sea que estés
(que ojalá fuera aquí).

Ya lo sé, siempre tuvimos los días contados.
Entre nosotros no podía haber nada más allá de mis sábanas.

Mis ganas de salir corriendo y quedarme para siempre a la vez.
Tu cartel de “danger” en la frente.

Yo voy de que busco el amor, pero es mentira. Te buscaba a ti.

Amores imposibles besándose impasibles.

Te besaría entero (hasta las estrellas)
para que pudieras irte a besar con otra.

Habrá más que sueñen contigo, mueran por besarte, y suspiren por verte dormir
(yo habría escrito un libro viéndote). Nunca como yo.

‘Tú corre a salvarte con otra.
Pero que te recuerde a mí, una versión fácil y adaptada.’

Si hubiera sabido que no iba a verte más, me habría girado para ver cómo te ibas.
Fue mi culpa, por necesitar un cuerpo para arreglar mi pasado, por suspender el examen de acceso a ti
(más allá de tus labios)

y por mi tendencia ilógica a joder todo.

Quiero todos esos besos que no me di con otros por ti
(aunque no me lo pidieras),
y todas las malditas noches sin dormir.

Entiéndeme, no puedo seguir colgada a ese “ya queda menos para vernos”. Ya no.

Tendré que escuchar menos cantautores, leer libros que no me recuerden a ti,
y dormirme pensando en otros que no son tú.

Volveré a los chicos que no duelen
(pero que tampoco hacen temblar),
a las andadas de la chica que no quiere con nadie y con todos.

Soy libre, libre para ser yo.
El problema de la libertad es que besa muy bien,
pero cuando le pido abrazos siempre me pone excusas.

miércoles, 4 de junio de 2014

Yo

Ni muy muy, ni tan tan. Ni tan sin igual ni muy especial.

He tenido las ideas más largas que las piernas y admito que mi única constante es la variable. Que me sobran defectos, que me faltan virtudes, que no siempre me callo cuando debo pero que otorgo silencio por respeto.

He llorado por hombres. He visto a hombres llorar por mí. He sido herida y he sido también la daga que hiere. He sido la chica a quien nadie mira y también la que camina robándose miradas. Y de tanto no ser, he sido y reincido en cataclismo.

Soy más tormenta que mujer, llovizna ligera, vendaval, la gota que derrama el vaso, la piedrita en el zapato. Y es que una tormenta se forma en el mar… y una mujer que viene del mar no llora, sólo regresa al agua las gotas que alguna vez tomó prestadas.

Soy mujer de agua porque fluyo, porque no soy mar en calma y soy la sed que provoca el agua con sal. Esas mil mujeres en una, la tormenta en la cama, el tormento en el alma, la calma si amerita, la tinta.