jueves, 4 de septiembre de 2014

"Tan solo quiero quererte", por qué todos se empeñan en decir esta frase como si fuera lo más lógico del mundo, es horrible, cuánta presión, no es tan fácil.

Ustedes las personas que tienen esa facilidad tan incómoda de amar no entienden el sacrificio, no entienden que la capacidad de amar aunque inherente no está igual de desarrollada en todos. No se les ha ocurrido pensar que quizás solo queramos estar solos, con un brazo sobre los hombros pero solos. Quizás nuestras prioridades, las de aquellos que no podemos entregar nada porque estamos secos, sean diferentes a las que nos inculcó Walt Disney, un genio de los sentimientos, un genio del consumismo, una víctima de sus accionistas.

Piden perdón, constantemente utilizan el drama, la ironía patética de un sentimentalista de tercera "perdóname por quererte, por querer pasar mi tiempo junto a ti", ¿de qué los tenemos que perdonar exactamente? ¿el que sean lo que muchos desean? ¿que tengan la sangre azul y una corona enredada en su perfecta melena? Nosotros somos daltónicos para el azul.

Les daríamos las claves para amarnos correctamente si las tuviéramos pero si eso fuera posible la existencia de Dios sería imposible y nosotros no tenemos ningún interés en derribar los pilares de la sociedad, solo queremos vivir al margen de ellos.

No, nosotros nunca los amaremos, nos emborracharemos con prepotencia, nos ahogaremos en nuestra ironía, caeremos del precipicio que se eleva desde nuestra autosuficiencia obligada, pero nunca, nunca los haremos felices, a ustedes a los que aman por encima de todo, a los que son mejores, a los que acabaran siendo felices o infelices, pero al menos sentirán algo.


Nosotros, las piedras inmutables, que en ocasiones se ven humedecidas por la lluvia, que no es más que la triste y momentánea conciencia de nuestra propia situación, les deseamos suerte y les damos las gracias por al menos aunque solo sea por un instante hacernos levantar la vista y ver más allá de la entrada de nuestra oscura caverna.


2 comentarios:

  1. Alguien dijo alguna vez: "El chico más afín de toda mi vida; ya se sabe lo que pasa con las líneas paralelas, llevan la misma trayectoria pero no se cruzan."

    Permítome realizar una observación al respecto: La persona más afín de otra en toda una vida, no podría compararse, en analogía, con dos líneas paralelas. Sería más lógico figurarlas como unas hiperbólicas: esas que comienzan muy lejanas, dibujándose tan asintóticamente cerca una de la otra, insinuando yuxtaposición inminente pero jamás se tocan, y se evitan repeliéndose porque las matemáticas dictaminan su destino, y se alejan para siempre. Así las vidas de dos personas afines que se ven y se encuentran sin tocarse, y la magia de los disfavores que los obligan a esfumarse de ambos. Creo.

    Disculpa la falta de concordancia del comentario con el texto: quería tratar un punto. Por otro lado, escribes muy coherente y preciso. Bonito y desgarrador, perverso y atinado, pero ciertamente muy desafortunado. Aunque esto ya está de más.

    Buen día.

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