miércoles, 19 de noviembre de 2014

Adiós.

Le dije adiós tantas veces que llegó a ser una forma de no irme nunca.

Cada vez que decía adiós me retumbaba la calma en los costados.
Porque no era adiós, era estoy aquí, era ven a buscarme que sólo tú me encuentras.

Decirle adiós era comerle la boca a la esperanza.
Era esperarle y perderle al mismo tiempo.

Adiós. Adiós.
Perdí la cuenta; dije adiós más veces de las que merecía, de las que podía soportar.
Decirle adiós fue atarme a su recuerdo en la cárcel del olvido. Y a la vez atarme al olvido en una cárcel de recuerdos.

Le dije adiós de tantas maneras. Le dije adiós con tantos restos de 'ven ya' en la boca, que sólo se cumplió cuando no lo pronuncié.

Acabé descubriendo que para que pudiera ser una despedida, no tenía que dirigirme a su corazón sino al mío.

Adiós a mi,
adiós a mi contigo.
Adiós.

1 comentario:

  1. Acuérdate de mí, porfavor..
    Nos conocimos en esa parada de camión, antes de que empezara el verano. Finales de Abril, para ser mas exactos. Tú llevabas audifonos puestos y la sonrisa más hermosa que había visto en mi vida, y yo me propuse seguirte hasta el fin del mundo si así conseguía que esa sonrisa me la dedicaras a mi. Éramos los únicos allí. Te seguí sin pensar, sin siquiera pararme a razonar a donde te dirigías. Me senté junto a ti. Tus cosas estaban cerca de donde lo estaba yo. Te pregunté si estabas bien y tú me preguntaste mi nombre. Desde entonces fui cada fin de semana al mismo lugar, contigo.


    Un mes más tarde comenzamos a salir. Tú me veías cada día frunciendo el ceño y diciendo que nos quedáramos un rato más. Yo me sentía afortunado de que quisieras más tiempo a mi lado. Me enamoré de ti la primera vez que te escuché reír. Dos semanas después me escribiste una carta y yo supe que querría pasar contigo el resto de mi vida.

    Llego el verano y tu te fuiste de viaje. Fueron los quince días mas largos de mi vida. Luego, volviste, y mis ojos volvieron a brillar nada más verte bajar del avión. Estabas guapísima aunque no habías dormido nada.

    Un día a finales de Agosto me contaste que querías viajar por todo el mundo. Yo te dije que iría contigo. Me hiciste prometer que nunca te abandonaría y te lo prometí. Para sellar el trato, te pedí un día entero sin salir de la cama. Sin hacer nada. Solos tú y yo, explorando cada centímetro de nuestra piel y alimentándonos únicamente de besos. A la mañana siguiente no me dejaste salir de la cama, fueron las 19 horas más bonitas de mi vida. Recuerdo cada palabra, cada respiración. El tono de tu voz, cada latido de tu corazón. ¿Te acuerdas tú?

    A las ocho y cuarto de la tarde nos levantamos de la cama. Después de cenar me dijiste que querías ser la única que besara mis labios. Te miré y te dije que serías la única que amaría el resto de mi vida. Me arrodille y te hice prometer que algún día te casarías conmigo. Tendremos un millón de hijos y una casa con vistas al mar, mi amor –Me respondiste. ¿Te acuerdas?

    Pasamaos los tres años más felices juntos, pero la distancia se atravesó y todo se fue haciendo mas difícil. Aun así, aguantamos sujetados al clavo más caliente que jamás había tocado. Pero todos tenemos un límite. Tus celos fueron mi limite, nuestro final. Mi corazón y yo no resistimos más de esos meses a base de gritos. No soporto los gritos. Ya no recordaba cómo sonaba un te quiero de tus labios. Sin embargo, te quería. Te quise, te quise como nunca antes había querido a nadie. Hubiese sido tuyo el resto de mis días y jamás hubiese dejado que nadie te hiciera daño.

    El día que nos dijimos adiós pude sentir cómo se desgarraban partes de mí que nunca antes había notado. Dormía oyendo a mis propios latidos pedir a gritos un abrazo tuyo. Soñé contigo cada noche los siguientes ocho meses. Aun sueño contigo a veces, al decir verdad.

    Sueña tú conmigo, recuérdame. Recuerda lo que fuimos porque no sé como reaccionar ante el hecho de imaginarte preguntándole a alguien quién soy. Soy yo.. Soy quien te quiso anteponiendo cualquier cosa a nuestro amor. Soy quien te dijo que te querría el resto de mi vida. Soy a quien miraste durante un día entero entre las sábanas. Soy yo. No puedes olvidarme porque te aseguro que ante eso, no sé como reaccionar.


    D.

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