miércoles, 4 de junio de 2014

Yo

Ni muy muy, ni tan tan. Ni tan sin igual ni muy especial.

He tenido las ideas más largas que las piernas y admito que mi única constante es la variable. Que me sobran defectos, que me faltan virtudes, que no siempre me callo cuando debo pero que otorgo silencio por respeto.

He llorado por hombres. He visto a hombres llorar por mí. He sido herida y he sido también la daga que hiere. He sido la chica a quien nadie mira y también la que camina robándose miradas. Y de tanto no ser, he sido y reincido en cataclismo.

Soy más tormenta que mujer, llovizna ligera, vendaval, la gota que derrama el vaso, la piedrita en el zapato. Y es que una tormenta se forma en el mar… y una mujer que viene del mar no llora, sólo regresa al agua las gotas que alguna vez tomó prestadas.

Soy mujer de agua porque fluyo, porque no soy mar en calma y soy la sed que provoca el agua con sal. Esas mil mujeres en una, la tormenta en la cama, el tormento en el alma, la calma si amerita, la tinta.

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