miércoles, 26 de noviembre de 2014

Tus ojos..♥

Tú quizás no lo sepas, pero no fueron collares lo que me quitaste aquella noche; eran las cadenas que me ataban al pasado, y sin llave, tú. -y sin escudo entonces, yo.
Besándote, porque no había en ese momento otro modo de vivir. Porque tus labios, los que tanto imaginé como traición a los suyos, resultaron ser los únicos que los míos querrían besar. Disculpa mi fidelidad de antemano ante tus manos. Pero cómo saberlo antes. Pero cómo estar tan segura ahora.

Eres, -casi puedo escribirlo en alto-, algo así como volar, como volver a volar, pero esta vez volando de verdad. contigo, y con todas tus

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Los juegos de palabras se convierten ahora en simples juegos de niños.

Qué decirte a ti de las metáforas, si tú las creas con tan solo respirar. Hablarte a ti del fuego de tus ojos sería hablarle a las cenizas del incendio que las crea. Hablarte a ti de lágrimas sería hablarle de salado al mar.

Solo hay un problema en todo esto, en ti. En mi. Se trata de tus ojos. Creo que me he enamorado de ellos y no de ti. Ya sabes, por aquello de las constelaciones que alguien decidió poner ahí. Por aquello de su forma, de sus dimensiones, de su luz, de su todo.


Qué suerte tienes de tenerlos siempre contigo.
Y qué suerte la mía, que me dejas verlos tan de cerca.

martes, 25 de noviembre de 2014

Pesadilla (Recuerdo)

No te lo vas a creer, pero acabo de tener una pesadilla horrible...
Parecía eterna, de las que parecen verdad. De las que parecen recuerdos.

De repente desapareciste y todo se torno gris. Dijiste no se qué de la distancia, que necesitabas dosis de dolor para calmar tu sed de versos, que preferías tener razones por las que sentir. Antes que tenerme a mi y no poder hacerlo.
Yo te escuchaba sin poder decir palabra y me quedaba ahí, con el corazón latiendo en una mano y las ganas de no soltar las tuyas en la otra, pero sentía amarte tanto.. tanto.. que no podía ni siquiera negarte eso: que te marcharas. Debía ser Agosto, era verano, hacía muchísimo calor y yo no podía dejar de temblar. Escuchaba tus palabras sin ser consciente de que serían las últimas, palabras de adiós, de huida. Yo intentaba hacerte razonar, te decía algo de tu piel, algo de que quería tenerla toda mi vida junto a la mía. Te decía algo de tus ojos tristes, que qué haría yo sin ellos.

Pero tu decisión ya estaba tomada.

Y sabiéndolo, solo podía decirte que te cuidaras, que te cuidaras tanto como hubiese querido cuidarte yo. Que te esperaría eternamente, que pararía como fuese el tiempo y volveríamos a darle al play cuando tú quisieras volver a amarme. No te imaginas qué doloroso era todo. Yo tenía un puño en la garganta y el estómago en los dedos, no podía escribirte, ni hablarte sin sonar sin rasgarme el pecho. Te juro que la vida se me fue por las manos, todo parecía moverse tan a cámara lenta.

Luego colgaste, y yo no pude moverme durante lo que me parecieron siglos. Lloré tu primera ausencia como se lloran las últimas y una lágrima inundo mi habitación, y fue el mayor de los diluvios.
Pasaron los días, te escribía, te quería. Pero el drama que pedías necesitaba silencio y entonces mis palabras se volvieron espectáculo para otros, que aplaudían cada vez que por hablarte, tenía que volver a recitarte.

A veces ni siquiera amanecía en mi, otras en cambio me veía entre tus dedos y el sol brillaba como estrella única. Una sola frase tuya hacía de mi infierno un paraíso en donde esperarte en calma.
Todo parecía tan poético, tan patéticamente trágico. Estaba naciendo tanta poesía de nuestro dolor... qué estupidez, no crees? Pero la pesadilla no acababa ahí..

Seguían pasando los días, llegó el Otoño y con él el frío de mi sin ti. Entonces me repetía una y otra vez nuestra promesa, y te amaba, te amaba tanto que era incapaz de no cumplirla. Pero tu ya la habías destrozado en mil pedazos, habías desparramado mi corazón por otras sábanas y te habías camuflado en la vulgaridad del no sentir. Parecías otra persona, te miraba y no lograba verte.

Y de repente, un día, todo se había desvanecido. No sé exactamente cuándo, solo sé que estaba en otra ciudad y tú no estabas conmigo. Te escribí una carta, (....), qué idiota puedo llegar a ser enamorada. Te escribí una carta y fui al lugar donde te conocí: nuestro propio fin del mundo. Te esperé durante horas, no sé exactamente por qué o con qué esperanza, pero te esperaba.

Y tú jamás apareciste.


Así que la dejé ahí, pensando que te pasarías en cualquier momento y la verías, y.. yo que sé, volverías.
Aquella noche fue un desastre, te borré, te sangre y te volví a borrar por miedo a salpicarte con mis miedos, y era irónico, pues estabas ya demasiado lejos para darte cuenta de que seguías siendo parte de las líneas que te escribía. Y aquello se quedó sin título... fue algo así como un adiós, una despedida prematura, un final equivocado de lo que sería el principio de una vida sin ti.

Mi amor, qué pesadilla tan indescriptible.

Era como si estuviese vacía por dentro: me faltaban tus ojos para ver, me faltaban tus labios para hablar, tus pulmones para respirar.

Me faltabas tú para vivir.

Miraba al cielo y pedía que me contarán las estrellas. Así era más fácil. Que alguien más las contara y me dijera el número exacto porque desde donde yo estaba sólo podía verte a ti haciéndole sombra a cualquier constelación.
Me habías robado la ruta a todos los planetas a donde solía huir y me habías dejado sin oxígeno en una atmósfera completamente desconocida.

Ya no estabas tú despeinando mis mañanas, mi pelo largo entre tus manos.

No estabas tú para decirme que las ojeras son la huella que dejan los sueños en los que se besa mucho. 



Entonces desperté, y que suerte tengo ahora sin ti.




PD. Deja de escribirme comentarios por favor. 

Ésta es la última vez que te recuerdo el infierno por el que me hiciste pasar. 

En realidad no quieres mi corazón, solamente te gusta saber que puedes seguir siendo el único que puede romperlo. 

lunes, 24 de noviembre de 2014

De pronto llegas♥ Alejandro DL♥

De pronto llega alguien que quiere quedarse a sabiendas de que estás rota.
Llega alguien que no pretende repararte porque sabe que la vida y tú ya tienen un trato y no tiene nada que hacer.
Que no coarta el amor, que lo deja fluir y hace que lo dejes fluir salvaje porque no puede ser de otra manera. Que no busca las palabras exactas, pero las tiene. Que no ve el naufragio, sólo el mar.
Que cuando sonríe se convierte en la auténtica metáfora de la vida y no tiene ni idea.

De pronto llega alguien.
De pronto llegas.♥

Llegas y te coronas con todas las espinas que voy escupiendo, paseas por mi habitación y la conviertes en un laberinto de sueños, te instalas  en mi mente y la felicidad se congela un segundo antes de empezar a derretirse; edificas cada vacío, y ahora encuentro el mar hecho sonrisa al volver cada esquina.

Llegas y te plantas de frente para que no pueda mirar a otro lugar.
Y me doy cuenta de que nunca llega tarde algo que no se espera.
Llegas conectando tu herida con la mía.

Llegas y te conviertes en la primera persona capaz de hablar de paz sin mencionar la guerra.
Llegas y no prometes quedarte, pero te quedas.
Llegas y no prometo quedarme, pero me quedo.

De pronto llegas con tu ejército de silencios,
pero esta vez no vienen para luchar;
como un trébol de cuatro hojas en medio del desierto,
no salvas
pero das esperanza.

No te escribo porque..

Me regalas flores con espinas acompañadas de besos para curar las heridas, a ti no te escribo.
No te escribo por  encerrarme con más fuerza en tu recuerdo, porque pides que no me vaya, me pides que vuelva sabiendo que estoy rota , que soy el camino hacia el olvido; a ti nunca te había escrito.

No te escribía porque no supiste retirarte a tiempo.
A ti que vacías tu corazón para llenar el mío aun sabiendo que me lo puedo llevar lejos.
A ti que no entiendes de despedidas.

Alex eres el mejor hombre que he conocido y no te escribo,por una sencilla y estúpida razón:
Se te da demasiado bien hacerme feliz.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Te escribo, pero no a ti.

Te escribo, pero ya no te escribo a ti, sino a la persona que fuiste cuando fuimos dos; ésa me sigue provocando poesía, tú, con suerte, arcadas, mi amor.

Qué crueldad la mía hacia quien ahora eres, casi me repugnas en algunas fotografías, casi me ocasionas daños oculares cuando decido ver qué es ahora de ti y veo en lo que te has convertido. No te imaginas cuánto siento sentir esto, pero te siento como se sienten las cosas bonitas transformadas en deshechos. Eres mi deshecho, mi cosecha podrida tras una Primavera con demasiado frío.

A ti, a quien fuiste cuando te juré mi vida, te sigo esperando; por supuesto que sí. Jamás lo he dudado, jamás lo he dejado de hacer. Pero te espero como quien espera un tren perdido de sólo ida, como quien decide ponerle cara al viento, como quien duerme a todas horas por vivir de un sueño. Sé que tú -y lo sé, tristemente, con franqueza- ya no existes. Que quien fuiste, sea quien fuere, ya no es.

Imagínate mi daño al recordar que ésa persona, ya sabes, la anterior a ti, la que un día se reflejaba en mis ojos, sigue teniendo la autoría de mi corazón, y todos sus órganos vecinos.

Tú, en cambio, parece que has perdido el tuyo. Y supongo que para llegar a tal extremo, también has debido perder el mío. En qué cama te lo dejarías. Cuántas sábanas saben ya del olor de tu pelo cuando tantas noches soñé con que solo quisieras que lo conocieran las mías.

Podríamos haber envejecido inmensamente felices, maldita sea. Tú y yo y un eterno invierno, te lo hubiese regalado por Navidad; cada día, cada mes, cada estación del año, de trenes, de autobuses; todo cuanto tengo o hubiese podido llegar a tener. Todo. Toda yo. Sin excepciones y sin peros.

Pero claro que no.

Así que hazme un favor, pues habitas el mismo cuerpo que habitaba la persona a la que amé un día: si es que vuelve a aparecer, dale el pésame de mi parte.

A ti, a quien ahora eres, sólo me imagino dándote información sobre las ETS.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

Adiós.

Le dije adiós tantas veces que llegó a ser una forma de no irme nunca.

Cada vez que decía adiós me retumbaba la calma en los costados.
Porque no era adiós, era estoy aquí, era ven a buscarme que sólo tú me encuentras.

Decirle adiós era comerle la boca a la esperanza.
Era esperarle y perderle al mismo tiempo.

Adiós. Adiós.
Perdí la cuenta; dije adiós más veces de las que merecía, de las que podía soportar.
Decirle adiós fue atarme a su recuerdo en la cárcel del olvido. Y a la vez atarme al olvido en una cárcel de recuerdos.

Le dije adiós de tantas maneras. Le dije adiós con tantos restos de 'ven ya' en la boca, que sólo se cumplió cuando no lo pronuncié.

Acabé descubriendo que para que pudiera ser una despedida, no tenía que dirigirme a su corazón sino al mío.

Adiós a mi,
adiós a mi contigo.
Adiós.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Podría escribir.

Podría escribir de las heridas, del amor a amarte, de las despedidas, del sabor de tu corazón en mi boca, de lo que se tarda en olvidar cuando no se olvida, de la primavera y su polen, del invierno y su infiel frío, del calor y su infiel verano, de ser, estar, parecer y resultar no ser, ni estar, ni parecer; podría escribir de mí, hacer otro escrito donde echarme a dormir y que veas en qué o con quién sueño,donde volver a destriparme y que sepas lo que fui, lo que sentí, donde descubra que quitarle las alas a las moscas es cosa de adultos, y las mariposas se van por el caño. Podría escribir eso de que la vida no es fácil, jugar con las palabras, jugar con el olvido para recordar cuánto he querido, cuánto haz querido; sobre cuánto me duelo, sobre piedras del camino, sobre besarlas, apilarlas, tirarlas y esconder la mano para volver a recogerlas, besarlas, besarnos. Besos, puedo escribir sobre besos, sobre sexo, magia, hormonas sábanas vacías, lados de la cama, desayunos fríos, la vida en el roce, en las rozaduras de las rodillas, moder, acariciar. Desamor, amor. Más recuerdos, noches, más y más recuerdos, más y más noches; soñar, sueños, pesadillas, unir palabras porque sí.
Te vas,
vuelve,
vete,
fue bonito mientras inspiró,
mientras suspiró,
mientras expiró.
Sobre lo que sabemos del amor
otra vez,
y otra,
poetas, poesía, 
paso.

..

Prometí no volver a reconocerme en palabras,
y lo último que he acabado comprendiendo
es que las únicas promesas que rompo
son las que hago conmigo misma;
lo penúltimo,
que la verdadera felicidad es la que se siente por otros
pero nace en el propio estómago;
lo antepenúltimo,
que sé que no podría ser taxista porque todos los caminos
acabarían en tu casa: y todo sin hablar de Roma
y mucho menos del amor.

lunes, 3 de noviembre de 2014

El fin del mundo♥

He invertido el tiempo en ti y he ganado, y todo en una ciudad que decía ser la misma y mentía;
yo la desnudé a través de tus ojos y descubrí colores nuevos escondidos entre su río al atardecer y el humo que exhalaba tu boca.

Me miras como nadie antes. No sé si es mejor o peor, distinto sin duda.
No clavas la mirada, la dejas caer como sin prisa, como quien se confunde de estación sólo por dar un paseoy pierde el autobus porque ya está en casa.

Que no es miedo, es falta de costumbre.Y es precisamente la falta de costumbre lo que me salva.
Que siempre que pido un deseo pienso en la forma de imaginarte y que no tengas que irte por miedo a acabar cumpliéndote.

Que tienes esta y mil ciudades en las pupilas,y si alguna vez no te miro a los ojos es por miedo a desorientarme y que acabes recordándome el camino a casa, cuando casa no era el hueco que hay en tu pecho.

Hoy la luz es distinta porque no prometes la luna,ya tienes el sol entre las manos y no me abandona por las noches,tienes ganas de ser feliz y de hacerme la felicidad sin complicaciones.

Las metáforas son sólo una forma de perder el tiempo jugando a decirte que no quiero que te quedes, pero pensando en lo guapo que te pones cuando me llevas la contraria.

El fin del mundo empieza justo en el quicio de la puerta cuando tú la cierras y vuelves a tocar el timbre sólo para darme un beso.
Sólo para que sonría.


Empieza el fin de un mundo que no merece la pena, claro.

Tú, yo, nosotros. Esto no va de amor.

Te cambio tres excusas por tres motivos si miras hacia delante un segundo.
Te cambio tres pasos hacia delante por tres hacia atrás si prometes que vas a seguir mirando al frente.
A menudo se nos olvida que el vértigo no se siente sólo cuando miras hacia abajo, que también se siente cuando vuelves la vista hacia atrás, hacia ese pasado que tanto pesa; yo siempre fui de perder el equilibrio hasta que encontré en tus ojos dos razones por las que no caer.
Que tú no estás para luchar por nada ni nadie, y yo ya fui de farol demasiadas jugadas con tal de no perder una partida al amor.
Para querernos seguramente tengamos que destrozarnos antes, y es un precio demasiado alto para esta cobardía. Pero esta noche prefiero ser valiente, o al menos honesta, y reconocer que todo lo que te echo de menos es culpa mía.


Y la vida pasa pero...
pero disculpa,
me estás tapando el sol.