viernes, 11 de julio de 2014

¿Para qué?

Podría decirte que te echo de menos, pero saber que no contestarás sería algo así  como echar de más sal a mi propia herida.

Podría decirte que eres mi metáfora, mi anáfora, mi hipérbaton, mi construcción poética preferida, pero nada de eso rima con tu nombre y entonces para qué, si tampoco me atrevo ni me dejas escribirlo.

Podría repetirme una y otra vez
que querer es poder,
que querer es poder,
que querer es poder,
pero sería imposible convencerme de ello
pues desde que te quiero
no puedo
(de veras que no puedo)
dejar de quererte,
y entonces
'¿para qué, para qué?

para qué escribirte que te echo de menos
o escribirte que te quiero.

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