viernes, 20 de junio de 2014

Lo difícil no es soportar una tormenta, sino saber ver la luz que hay detrás de ella.

Todos mis octubres rotos hasta que llegaste tú. Abriles robados hasta que me los devolviste. Septiembres dejados a medias en comienzos de lunes. Diciembres cubiertos de frío que quemaba. Febreros bisiestos de ventinueves sin ti. Agostos (re)llenos de libros y noches en las que no aparecías.

¿Cómo se sale de una vida cuando no se ha entrado en ella? ¿Cómo te sacan de un lugar sin haber estado nunca? ¿Qué me vas a quitar y cuánto tiempo de calma me vas a entregar?

He entrado en contradicción conmigo misma más veces de las que he podido soportar, pero he salido. A veces, me han sacado. Ahora estoy contrariada. Esa sensación de: "Será mejor dejarlo aquí hasta que las circunstancias nos acompañen". Que un "mientras tanto" se haga con tu vida y un "mientras pueda" me saque de aquí. Que te vengo a decir que me sabes a poco. Que da igual el tiempo que te quedes, que siempre que te vas me dejas con un pedazo de ti. Puedo estar coleccionándote hasta que me lo pidas. Pero, es curioso, ya que siempre antes de venir, me preguntas si sigo queriendo que vengas y siempre antes de irte, nunca me dices si sigo queriendo que te quedes. Parece que hemos asumido que cada piel tiene un retorno, que nuestro sitio por ahora es sólo a ratos, sólo a trozos. Empiezas aportándome, acabas tornándote. Da vuelta. Donde siempre. Como siempre.

Como parece que el día no puede terminar sin una conclusión, quiero decirte que para cuando no estés( no estar de haber salido de este sitio que te has creado en demasiado poco tiempo, si algún día decides no ser conmigo) que sepas, que hoy a día veinte de junio del dos mil catorce, me faltas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario