martes, 13 de mayo de 2014

Que hay frases que se te quedan grabadas y mensajes que deberíamos aprender a borrar.

Soy una absurda hoja de otoño. Estancada en aquella estación.

Me siento como un juguete roto al que ni siquiera intentan ponerle pilas.

Dime una cosa, necesito saber qué piensas. ¿Por qué nos empeñamos en encontrar una y otra vez a ésa persona si somos perfectamente conscientes de la probabilidad que hay de fracasar en el intento?


Es de madrugada y creo que no me quedan fuerzas, que las he agotado todas intentando no ocultarte ni el más ínfimo de mis defectos para que pudieras conocerme. ¿Y ahora qué?

Yo no quiero un amor perfecto. Esta noche, mi corazón es infinitamente más ateo que yo.

Pero pasará, y yo volveré a creer en todos esos estúpidos finales felices que algún día se colaron en mi cabeza sin preguntar si quiera si estaban invitados. No lo estaban, ojalá nunca les hubiera dejado entrar.


“Me ha costado tres años. Tres años, Miranda, y sigue siendo imposible quererte sin pensar que poco a poco me consumiré por ello. Nunca dejarás que nadie llegue a comprenderte, ¿verdad?. Yo lo he intentado, te lo juro. Y te quiero, te quiero como no sé si volveré a querer a alguien, pero no puedo más.” –David.

Quizás David tuviera razón. Quizás sea imposible quererme sin retorcerse de vez en cuando de dolor por ello.
A mí, se me hacía impensable que pudiera conocerme. Que pudiera descubrirme tal y como soy y gustarle.
Quizás por eso huyo, quizás por eso me fui.

Siempre he sentido debilidad por quien intenta fingir lo que no es.

Nadie debería juzgar a nadie por disfrazarse fuera de carnavales, por refugiarse dentro de una máscara con la que el mirar al mundo no asuste tanto. Quizás por eso me gusta tanto disfrazarme. Es como si, tras ese antifaz diera un poco menos de miedo ser como realmente somos.


Siempre he pensado que no hay nada peor que sentir miedo. Miedo de no encajar, del rechazo. Miedo a destacar y que todas las miradas intenten captar hasta el más mínimo de tus errores. Quizás por eso envidio tanto a quienes parecen ser naturales. Quizás por eso me hago tan infinitamente diminuta al lado de alguien así, transparente.










No hay comentarios.:

Publicar un comentario