jueves, 25 de septiembre de 2014

Esto de pensarte es realmente agotador.

Como la luz de un barco que va a la deriva, me sumergiste dentro de un mar repleto de recuerdos. Anclé mis sueños para poder volar, y tan pronto como mis pies despegaban del suelo, me cortabas, tú, las alas.

Dejaré de lanzar mensajes en botellas, cuando se agote la tinta de este corazón sin rumbo. Yo sola no puedo parar, deja tú de hacer que escriba. Es lo único que me ata a ti. Mi castigo y mi condena, que me mata cada día que no pasa sin que estés.

Interprétame. Yo prometo no mentir. Lánzame un pasado capaz de alcanzar este presente amargo. Encuentra mi rincón en la nada, descubre mis secretos, todos. Eres el único que tiene esa llave, yo la única al que dejaría pasar.

¿Puedes decirme ya, dónde estas?

Llevo tanto tiempo avivando esta llama que dice de no arder. Eres mis fantasmas y mis miedos, el que me asusta cada anochecer, el que consigue que no duerma esperando una señal. Eres lo que veo al cerrar los ojos.

¿Podrías seguir ahí cuando tenga que abrirlos?

Estoy tan cansada de llevar esta venda. Apenas consigo escuchar mis latidos, y la tinta de mi intimidad dejó hace semanas de sentir, explícame qué me esta pasando. Esto empieza a ser demasiado abstracto, demasiado tú. Necesito que aparezcas, y por una vez que sea verdad.

2 comentarios:

  1. Si tuviera el valor para hablar de tus dudas, te diría que me encantan porque siempre acaban ganando tus ganas, te diría, que cuando me miras con tono serio yo te miro con tono yo que viene a ser estupidamente enamorado de todos tus tonos.

    ResponderBorrar
  2. Gracias por mirarme a mi como nunca antes me había mirado nadie. Por quererme a pesar de mis dudas, de los versos que no fueron para ti, de mi forma de nunca mirarte. Por quererme como si nunca me hubieses visto llorar. Como si te diera igual si yo no te quisiera. Como si no supieras que lo hago porque nunca supe quererme a mi misma sin hacerme un poco más de daño.

    ResponderBorrar