lunes, 16 de junio de 2014

Un día me preguntaron qué esperaba de la vida y respondí:

"De la vida dejé de esperar cuando me arrebataron mi siempre, cuando todos mis sueños volaron sin ser cumplidos, dando por hecho que tenían alas y se marcharon con las huidas."

La vida me dijo que esperara mi casualidad y yo me negue porque ya no creía en sus días ni en sus avisos. Me ofrecía 86400 segundos en directo y sin pausas pero no me dijo que los que no viviera se perdían. Parece obvio, sí, pero esperaba guardarlos.

Opté por no contar y empece a vivir, o mejor dejarme vivir. Me vivieron, se cansaron y algunos se fueron, pero otros permanecieron. Hasta el final, como valientes. No digo que quien se fue se apellidará cobarde, seguro se llamaba inteligente. Al escuchar previsión de lluvia dijeron "me voy al sol" y me dejaron con la tomenta pero con mil paraguas que yo había guardado.


Todo lo que vino después fuiste tú.

Tú, robando mis palabras, deshaciendo mis textos. Tú olvidándote de todo y acordándote de mí.
En una noche te hiciste conmigo. En una única noche me sacaste de mí.

Y es que no puedo no pensar que tus manos no estén hechas de versos, que hemos tardado tanto tiempo en encontrarnos, que a veces me parece un suicidio.

Que has tardado más de veinte años en felicitarme la vida.
y que no estoy feliz por la tardanza, sino por habernos cruzado.
Felices nosotros, que aguantamos la distancia y soportamos lo segundos sin vivirnos.


Y pensarte se convierte entonces en una pelea entre mis dedos y mi pelo.
En un revoltijo de deconcierto donde parece que el mundo se vuelve más pequeño.
No queda nada más que el recuerdo entre mis textos, los buenos días de la mañana, las buenas noches sin tu cama.

Y te vas y regresas todo a un ritmo tan lento que parece que vas hacía atrás, pero no.
Avanzas e impulsas mis pasos hacia a ti. Hacia nuestro proximo encuentro, hacia tu dulzura que aparentemente, sólo invierte en mí.

Bienvenido a este revuelo.
Bienvenido a esta alma que reclama calma, bienvenido a este vacío que no espera ser llenado, bienvenido a estas ojeras que no inspiran confianza.


Sólo una última vez. Dejame decirte que encontrarte ha sido una suerte, que mi vida ya no entiende de madrugadas sin ti.

Que la espera entre caídas ha sido suficiente, y que espero que consigas saber quedarte en mi.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario