Esta es la historia de una cama que se llena y un corazón que se vacía.
Lo triste de la distancia es que no sabes si te están recordando o enamorándose de otra.
Adivina.
Mi yo poético te sigue queriendo, yo no.
(He llorado en tres ciudades por ti).
"A ver si te has enamorado de la capital y buscas el amor en personas de allí sólo para tener excusas para volver".
Quizás.
Por ti dejé de ser una bala perdida
para ser tu blanco perfecto.
Si supieras cuanto café para dos ha tragado el maldito fregadero.
Debería colgarme un cartel: "No apta para mí misma".
No soporto que se metan en mi vida, imagina que salgan.
Si yo pudiera dejarme ir, también lo haría, por eso te entiendo.
La diferencia es que tú me cambias por otras,
y yo te cambio por mí.
Siempre hay un instante durante el día en el que pagaría por volver a esa época en la que para ti, todas las mujeres del mundo, cabían dentro de mí.
No sabes lo que te estás perdiendo, (en serio, no lo sabes).
Podría quererte, no digo que te quiera, pero podría hacerlo.
Ojalá algún día digas “tuve a la chica de mi vida, pero lo arruine todo”.
Ojalá. Ojalá no haya más ojalás.
A estas alturas de la herida, sólo tengo dos certezas:
Que tú no eres para mí,
y yo no soy para nadie.
No sabes lo que te estás perdiendo, (en serio, no lo sabes).
Podría quererte, no digo que te quiera, pero podría hacerlo.
Ojalá algún día digas “tuve a la chica de mi vida, pero lo arruine todo”.
Ojalá. Ojalá no haya más ojalás.
A estas alturas de la herida, sólo tengo dos certezas:
Que tú no eres para mí,
y yo no soy para nadie.