sábado, 4 de octubre de 2014

Recordar es olvidar por voluntad.

Tengo miedo de olvidarte.  Creo que no sabría qué hacer  sin alguien a quien recordar siempre,  por eso te llevo conmigo aunque no sientas que te mueves.


Qué mal se me da echar de menos por echar de más.

A veces creo que quiero encontrarme contigo sólo para olvidarme de ti,  pero qué haría yo sin recordarte, qué haría tu recuerdo sin mí.
No. No hace falta que sigas diciendo nada. De verdad.
Ya no distingo la mentira de la realidad.  He de decirte que en silencio no es como mejor me callas,
pero me vas a perdonar, porque voy a escribirte siempre.

Voy a reinventarte, voy a abrirte y a meterme dentro de tu caja torácica para que cada vez que quieran hacerte sonar, me toques.

Voy a pintar las paredes de tu estómago  con tiburones blancos merodeando  por mi tristeza y voy a sentarme en tu corazón mientras juego con la sal a no salir nunca de tus pulmones para que cada vez que inspires se te llene el pecho con mi nombre.


Voy a contemplar cómo cicatrizan las heridas, voy a quedarme dentro porque fuera no he encontrado otra manera de llegar a-marte.


Voy a evitar ahogarme en cada  subida de maneras porque acabo de recordar que siempre me esperabas abajo. 

Voy a perderme porque en el fondo quiero encontrarte.



Ojalá encontrarme antes  de que vuelvas y me pierda.

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