jueves, 25 de septiembre de 2014

Esto de pensarte es realmente agotador.

Como la luz de un barco que va a la deriva, me sumergiste dentro de un mar repleto de recuerdos. Anclé mis sueños para poder volar, y tan pronto como mis pies despegaban del suelo, me cortabas, tú, las alas.

Dejaré de lanzar mensajes en botellas, cuando se agote la tinta de este corazón sin rumbo. Yo sola no puedo parar, deja tú de hacer que escriba. Es lo único que me ata a ti. Mi castigo y mi condena, que me mata cada día que no pasa sin que estés.

Interprétame. Yo prometo no mentir. Lánzame un pasado capaz de alcanzar este presente amargo. Encuentra mi rincón en la nada, descubre mis secretos, todos. Eres el único que tiene esa llave, yo la única al que dejaría pasar.

¿Puedes decirme ya, dónde estas?

Llevo tanto tiempo avivando esta llama que dice de no arder. Eres mis fantasmas y mis miedos, el que me asusta cada anochecer, el que consigue que no duerma esperando una señal. Eres lo que veo al cerrar los ojos.

¿Podrías seguir ahí cuando tenga que abrirlos?

Estoy tan cansada de llevar esta venda. Apenas consigo escuchar mis latidos, y la tinta de mi intimidad dejó hace semanas de sentir, explícame qué me esta pasando. Esto empieza a ser demasiado abstracto, demasiado tú. Necesito que aparezcas, y por una vez que sea verdad.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Seamos inmortales el uno en el otro.

¿Cuántos colores crees que existen? Me pregunto hasta qué punto has debido malcriar a tus ojos para que en ellos se reunan todos y cada uno de los matices que existen en el Universo. ¿Y tu piel? No conozco nada más aterrador que tu piel: tocarla es como caer en el abismo, pero con alas. Podría escribir cientos de poemas sobre tu piel (y ni te imaginas cuántos estando bajo ella)

Una vez me hablaron sobre el cielo, que en él se escondían millones de historias, y yo me pregunto si no será que se equivocaron y en donde se esconden es entre tus dedos; tan infinitamente ojalá míos.

(de qué manera me hacías perder la vida entre tus dedos)

Quizás por eso de que tú conmigo nunca fuimos tú y yo sino Poesía, versos sueltos sin orden ni rima haciendo el amor en una habitación que nos llovía. Dicen que escribir es de momento, la única forma humana de vencer la muerte.

Por eso escribí tu nombre en mi nuca y el mío en la tuya: sólo así podría yo verme inmortal en ti,

y tú vivir eternamente si te acunas en mi espalda.

Dejar de escribir?

No hace mucho me planteé dejar de escribir. Anular cualquier verso que en mi cabeza se atreva a vivir.
Dejar de lado los intentos fallidos de describir el tacto de tu piel que no he sentido.

Pero después de tantos golpes luego vuelvo a pensar que sería de mi sin estas letras que encajar
y así formar un lenguaje carnal capaz de asimilar lo que me duelen las retinas al no verte.

Y es que estoy harta de tener que coser hasta la madrugada los pedacitos de mi alma
que está harta de estar hecha trizas pero viva y de que sirve me pregunto los estúpidos retrovisores
cuando mirar atrás no te hace ver más que a tu otra mitad a la cual no podrás tener jamás.

jueves, 4 de septiembre de 2014

"Tan solo quiero quererte", por qué todos se empeñan en decir esta frase como si fuera lo más lógico del mundo, es horrible, cuánta presión, no es tan fácil.

Ustedes las personas que tienen esa facilidad tan incómoda de amar no entienden el sacrificio, no entienden que la capacidad de amar aunque inherente no está igual de desarrollada en todos. No se les ha ocurrido pensar que quizás solo queramos estar solos, con un brazo sobre los hombros pero solos. Quizás nuestras prioridades, las de aquellos que no podemos entregar nada porque estamos secos, sean diferentes a las que nos inculcó Walt Disney, un genio de los sentimientos, un genio del consumismo, una víctima de sus accionistas.

Piden perdón, constantemente utilizan el drama, la ironía patética de un sentimentalista de tercera "perdóname por quererte, por querer pasar mi tiempo junto a ti", ¿de qué los tenemos que perdonar exactamente? ¿el que sean lo que muchos desean? ¿que tengan la sangre azul y una corona enredada en su perfecta melena? Nosotros somos daltónicos para el azul.

Les daríamos las claves para amarnos correctamente si las tuviéramos pero si eso fuera posible la existencia de Dios sería imposible y nosotros no tenemos ningún interés en derribar los pilares de la sociedad, solo queremos vivir al margen de ellos.

No, nosotros nunca los amaremos, nos emborracharemos con prepotencia, nos ahogaremos en nuestra ironía, caeremos del precipicio que se eleva desde nuestra autosuficiencia obligada, pero nunca, nunca los haremos felices, a ustedes a los que aman por encima de todo, a los que son mejores, a los que acabaran siendo felices o infelices, pero al menos sentirán algo.


Nosotros, las piedras inmutables, que en ocasiones se ven humedecidas por la lluvia, que no es más que la triste y momentánea conciencia de nuestra propia situación, les deseamos suerte y les damos las gracias por al menos aunque solo sea por un instante hacernos levantar la vista y ver más allá de la entrada de nuestra oscura caverna.