martes, 13 de mayo de 2014

“Canción rota, pruebe con otra”, creo que ese aviso debe salir siempre que están a punto de enamorarse de mí.

No hubo "hola", fue un verso.
Tu sonrisa era un tráiler del verano,
te acababa de conocer y ya olías a despedida.
Me tenías ganada desde el minuto uno,
pero estaba dispuesta a fingir la guerra.

("Fue una casualidad,
yo no lo estaba buscando,
no lo planeé,
fue la tormenta perfecta.
Él dijo una cosa,
yo dije otra,
y cuando me di cuenta
quería pasar el resto de mi vida
en mitad de aquella conversación").



“Me pierdes”, ya no de que me vuelves loca,
sino de que ya no estoy.
La historia es siempre la misma.

Nunca llegamos a ser nada,
pero fuimos mucho.
El chico más afín de toda mi vida;
ya se sabe lo que pasa con las líneas paralelas,
llevan la misma trayectoria pero no se cruzan.

El amor no es eterno mientras dura,
sino mientras le escribes.

No sé qué siento:
Alegría (del por fin),
rabia (del por qué),
incertidumbre (del y ahora qué).


"Ciudades de paso
y bocas que mienten".

A ti aún te quedan cuerdas que romper,
a mí vidas que gastar.

El amor no mata,
pero sí muere.

Siempre preferí ciento volando que pájaro en mano,
pero por mí, estréllate.
Seguiré siendo adicta a las metáforas y a las mentiras
(como si no fueran lo mismo).

El "volveremos a vernos"
al final era cierto.

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