sábado, 24 de mayo de 2014

Dolor

No te queda nada y sin embargo, tienes lo que te mereces. Una vez me dijiste que nunca me fuera a la cama con rencor en mi piel y mucho menos en mis manos, entonces comencé a escribir una carta que nunca salió a la luz.

Me hiciste llorar sangre y tener en mis venas lágrimas, era una máquina programada únicamente para echar de menos, para no echarte jamás. Ojalá me hubieras permitido enseñarte el arte del reír, es maravilloso cuando se adueña de tus labios sin ningún consentimiento. Y con sentimiento, te escribo esto, porque una vez me dijiste que nunca me fuera a la cama con rencor, y hoy te he vuelto a pensar, que es muy diferente a recordar.

Recordar sale de dentro, cuestión de órganos, sentimientos. Pensar es otra historia, que no la nuestra. Estoy leyendo y me ha parecido verte. Por eso te he pensado. Ojalá entiendas la diferencia.

¿Cómo estás? Hace tiempo que no te veo.

Tampoco es que te extrañe sólo quería ser educada. Fue bonito mientras duró.
Bueno, ya me responderás, Dolor.

Quizás, con suerte, nunca lo hagas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario