martes, 1 de abril de 2014

En lo más profundo de mi

Tengo nueve millones trescientos treinta y tres mil veintidós defectos; dieciséis caras diferentes; mil cambios de humor diarios; un millón de cicatrices; amigos verdaderos que se cuentan, tan solo con los dedos de una mano; un orgullo al que no soy capaz de dejar de lado; a buenas puedes conseguir todo lo que quieras de mi, a malas ni te plantees abrir la boca; una gran alergia a la gente falsa; ganas de vivir, a ratos; un deseo enorme de ser feliz y la estúpida manía de pensar cuatro tonterías cada noche, antes de irme a dormir. Tengo la manía de dejar las cosas tiradas por ahí, soy un desastre, tanto dentro como fuera de mi cabeza y mi corazón todo anda completamente revuelto, desperdigado. A veces se me va la onda de una manera muy poco convencional, grito, salto... digamos que, cuando se trata de estar alegre y activa, puedo ser la más viva de todas. Cómo cuando se trata de estar triste, puedo ser la persona más deprimente de todas.
También suelo hacer las cosas en el último momento, siempre aplico el dicho: "primero el placer y luego el deber", porque lo primero es la diversión, al fin y al cabo, solo viviré una vez. Tengo el vicio de escribir su nombre en el cristal de la ducha cuando el vapor se condensa sobre él y dibujar un corazón alrededor, parezco tonta... como si eso fuera a hacer que me quiera. Siempre quise un amor como los de película pero, pensándolo mejor... ¿Para qué? ¡Solamente duran dos horas! Cuando se trata de querer, acostumbro a derrochar amor por todos mis poros durante todos los segundos del día. No intento que todos me tengan cariño, pero hago que me quiera la gente que quiero, y con eso me sobra. No pretendo tener mucho más de lo que realmente necesito, no me interesa la última colección de moda, ni un montón de cosas inservibles que no sabría ni donde poner. Tengo suficiente con lo básico y esencial.Tengo nueve millones trescientos treinta y tres mil veintidós defectos... pero me quiero.

2 comentarios:

  1. Y tienes también a un desconocido a la vuelta de la esquina, esperando la oportunidad de traspasar tu mirada en un segundo y sorprenderte, o al menos divertirte un poco. Luego te lo presento.

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    1. Tendrás a una desconocida esperando a que te decidas a traspasar mi mirada en un segundo y me sorprendas o al menos me diviertas un poco.

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